Conseguir caramelo líquido industrial (lo tenemos al alcance en cualquier supermercado) es sencillo. Pero si lo elaboras en casa obtendrás un sabor y una textura únicos. Por eso vale la pena ponerse manos a la obra y hacerlo en tu propia cocina.
Sobre todo porque no es nada difícil conseguir un caramelo casero delicioso. Así que, si alguna vez lo has intentado y no lo has conseguido, no te desanimes. Lee con atención y seguro que la cosa mejora notablemente.
Antes de seguir, aclaremos un poco el concepto básico de la caramelización.
¿Qué es la caramelización?
La caramelización es un proceso de oxidación del azúcar. Se produce al calentar los carbohidratos como el azúcar a temperaturas superiores a los 150 ºC. Es uno de los procesos más empleados en panadería, repostería y cocina en general.
A través de esta técnica culinaria se elimina el agua del azúcar y se rompen sus moléculas. De esta forma, el calor transforma la sacarosa (azúcar natural presente en los alimentos) y la descompone en glucosa y fructosa. Posteriormente, este proceso genera una serie de reacciones que nos brinda el sabor y color distintivo y característico del caramelo.
Hay muchos alimentos que se caramelizan para dar lugar a exquisitas elaboraciones culinarias: desde el azúcar, hasta manzanas, peras y otras frutas, pasando por cebollas, zanahorias, etc.
Los 5 mejores tips para que tu caramelo líquido casero quede espectacular
Añade el azúcar poco a poco
Si echas todo el azúcar de una, corres el riesgo de que se cristalice. Para conseguir la textura deseada, hazlo lentamente, girando la olla con suavidad al mismo tiempo.
Cuanto más oscuro, más delicioso
Esto va en cuestión de gustos, pero igual que pasa con el chocolate, ofrece un sabor más intenso cuanto más oscuro es. Así que no tengas miedo en dejarlo cocinar hasta que alcance un tono oscuro, siempre teniendo mucho cuidado de que no se queme.
Trabaja con azúcar blanco
El azúcar blanco refinado es el mejor para hacer caramelo. Conseguirás un caramelo suave y sin grumos. Mucha gente lo intenta con azúcar moreno, pero al tener más compuestos el azúcar se quema con mucha más rapidez.
Remover en su justa medida
No exageres removiendo el azúcar. Y hazlo con suavidad para asegurarte de que se derrite de manera uniforme y no aparecen cristales indeseados. Usa una espátula de madera para realizar movimientos suaves y constantes.
Controla la temperatura
No es frecuente tener en casa un termómetro especial para caramelo. La recomendación es no llegar a las temperaturas más altas, sino mantenerse en un rango medio-alto. Se puede decir que la clave del éxito de un buen caramelo es el control de la temperatura. Conseguirás un caramelo más claro en torno a los 170 ºC y uno más oscuro si subes a 190 ºC.
¡Y dos consejos extra!
En cualquier caso, ten en cuenta que la temperatura que alcanza el caramelo es alta. Así que extrema tus precauciones y utiliza delantal y manoplas para caramelizar.
Y ten presente también que hacer caramelo requiere mucha atención, ya que puede pasar de un maravilloso color dorado a un terrible sabor amargo en cuestión de segundos. Así que evita multitareas durante el proceso de caramelizado y céntrate solo en ello.
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