La “manera” en qué se degusta un plato es esencial para tener una experiencia u otra. El entorno y la vajilla pueden jugar un papel importante. Se puede ofrecer una experiencia gastronómica exquisita sirviendo la comida en recipientes poco comunes, por ejemplo, en vasos.
Te explicamos porqué:
Postres en vaso es: poesía visual
La colocación en vertical de los ingredientes, los colores, las texturas, el filtraje de los jugos capa a capa, la coronación con ingredientes concretos…
Postres en vaso es: visión rayos X
Los vasos nos dan la capacidad sobrehumana de “ver a través”, como si tuviésemos rayos X en los ojos, vemos el equilibrio y el orden de lo que vamos a consumir.
Postre en vaso es: deconstrucción y construcción
La cocina moderna de finales de los 90, de la mano de Ferran Adrià, ha reconceptualizado la gastronomía. Diseccionar las elaboraciones y volver a crear algo nuevo con los mismos ingredientes es casi un poder divino. Los vasos nos permiten construir e reinterpretar platos y postres de una manera sencilla y efectiva.
Postres en vaso es: un juego
A las personas nos encantan los juegos, los retos. Ir cavando con la cuchara e ir descubriendo sabores y texturas, decidiendo si mezclar o ir con cuidado para no mezclar los ingredientes es entretenido y gusta al comensal.
Postres en vaso es: sentidos
La suma de todos los puntos anteriormente mencionados, acaba dando una emoción única. Que nos agita el corazón y nos hace salivar antes de empezar.