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7 cosas que tienes que saber sobre el café irlandés

¡Ya está aquí el día de San Patricio! Qué mejor manera de celebrarlo que ir a un pub irlandés y pedir una pinta… O, por qué no, ¡un café irlandés!
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¡Ya está aquí el día de San Patricio! O St. Patrick’s Day, como les gusta decir a los hijos de la Isla Esmeralda. Qué mejor manera de celebrarlo que ir a un pub irlandés (si es en Irlanda, muuucho mejor) y pedir una pinta… O, por qué no, ¡un café irlandés!

Bebida icónica donde las haya, el café irlandés tiene una fuerte personalidad, y en este post te contamos los detalles básicos. Para elaborarlo como los maestros te recomendamos nuestro Curso de Cócteles con Café, una formación para ser barista profesional de la mano de Raúl Pérez (responsable de la Escuela de Café de Cafés Baqué, profesor del Fórum del Café, y authorized S. C. A. trainer); casi nada.

Nació en un aeródromo en 1943

Aunque hay varias versiones, parece confirmado que el padre del café irlandés fue un barista llamado Joe Sheridan que trabajaba en el aeródromo de hidroaviones de Foynes, cerca de Limerick. Más irlandés, imposible. Dicen que se lo sirvió por primera vez a unos norteamericanos que llegaban tras una travesía transatlántica movidita. ¡Welcome to Ireland!

Tiene antepasados centroeuropeos

El café irlandés pertenece a una larga estirpe de cafés aromatizados con licores (o de cócteles con café, según se mire). La combinación café+ licor + nata ya aparecía a principios de siglo en las famosas cafeterías vienesas, pero también, sin nata ni leches, en los bares y cafeterías de medio continente, sobre todo con frío…

Había una norma estándar legal

En serio, la I.S. 417:1988 de la NSAI (National Standards Authority of Ireland) fijaba la forma correcta de hacer un café irlandés… hasta 2016. Velaba por la calidad y las “características distintivas” de este cóctel de café. Nosotros, llámanos nostálgicos si quieres, vamos a referirnos a esta norma en los ingredientes (y sus proporciones) y la elaboración.

Revuelto, no agitado

Al revés que pasa con el dry martini de James Bond, el café irlandés no se agita, se revuelve: 130 ml de café “negro fuerte” (un solo doble, diríamos en España) muy caliente, 50 ml de whiskey irlandés (un “chupito normalito”, dirían ellos), una cucharada de azúcar de caña y hala, a remover con cucharilla en el vaso precalentado hasta disolver antes de ponerle la nata espesa.

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Variaciones sobre el tema principal

Hay quien calienta el whiskey (con el azúcar), y lo vaporiza o lo quema para aligerarle el alcohol; de hecho, es muy común fuera de Irlanda. Hay quien no lo mezcla con el café sino que lo pone separado al fondo del vaso. Hay quien usa nata montada como topping. Incluso en algunos lugares del sudeste asiático se sirve frío, con hielo.

¿El café irlandés tiene su propio vaso?

Es esa taza de vidrio con asa y pie alta y de paredes rectas, con capacidad de 200 ml (un toddy, vaya). Pero no en Irlanda, mira tú que cosas: allí se suele usar una copa de boca ancha. Para nosotros forasteros es gracioso, porque se parece bastante a la pinta que cabría esperar de una pinta (valga la redundancia), sin fuera porque el vaso de la pinta no tiene nada que ver…

Crema de whiskey, ¿sí o no?

Vale, puede servir como premezcla de whiskey, azúcar y nata; pero ya no estaríamos ante un café irlandés, sino ante un café con crema de whiskey (lógico). Por cierto, que si el whisky es escocés hablamos de un café escocés. Y si es bourbon, ni idea, “¿café de Kentucky”? Si tú lo sabes, ¡no dejes de contárnoslo en un comentario!

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Ya que te has puesto a aprender sobre cócteles y café, otro par de cursos de Scoolinary que podrían interesarte son…

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