Nuestra salud y la de los nuestros nos importa. Cada vez más. Y cada vez más también, tomamos mayor conciencia del papel elemental que cumple la alimentación en todo ese buen estado de nuestro cuerpo y nuestra mente. Esa es la razón de fondo que ha hecho que las bebidas probióticas se hayan puesto de moda en los últimos años y ya se empiezan a ver en la oferta de bebidas de muchos bares y restaurantes.
¿Y por qué sucede esto? Porque los beneficios de las bebidas probióticas son múltiples, aunque existan desde hace siglos.
Qué son bebidas probióticas
Hablar de bebidas probióticas es hablar de organismos vivos. Básicamente son líquidos resultantes de un proceso de fermentación en el que se generan microorganismos que benefician nuestro sistema digestivo.
Una fermentación es una descomposición controlada en la que el alimento se vuelve menos perecedero, tal y como explica Robert Ruiz, chef, especialista en fermentaciones y profesor de Scoolinary. En el proceso, los azúcares se transforman en alcohol o ácidos gracias a la acción de las levaduras, “estamos incorporando muchos microorganismos que compartimos con nuestra flora intestinal”, señala.
No todas las bebidas fermentadas son probióticas, pero todas las bebidas probióticas sí son fermentadas. Las más conocidas actualmente son la kombucha, el kéfir, el yogur y el jun.
Beneficios de las bebidas probióticas
El hecho de que aporten múltiples ventajas a nuestro sistema digestivo es lo que ha hecho que cada vez sean más solicitadas.
El aparato digestivo se encarga de procesar los alimentos que consumimos para darnos la energía que necesitamos cada día. Pero además, se sabe que constituye nuestro segundo cerebro, ya que cuenta con una gran cantidad de neuronas -más que en la columna vertebral- que reciben información directa de nuestro cerebro y también actúan de forma independiente de los sistemas nerviosos central y autónomo. De ahí que sea tan importante cuidar nuestras vías digestivas.
En este sentido, las bebidas probióticas ofrecen unos cuantos beneficios:
- Ayudan en el mantenimiento de la flora intestinal. Esta es la mayor contribución y la más estudiada hasta ahora. La flora intestinal se compone de microorganismos vivos, las bebidas probióticas contienen también microorganismos parecidos que favorecen el mantenimiento del equilibrio de esta, además de ayudar a eliminar los gérmenes perjudiciales que provocan enfermedades y/o malos funcionamientos.
- Fortalecen el sistema inmunológico. Ayudan a nuestras defensas aportando antioxidantes y darnos protección contra infecciones, así como prevenir problemas digestivos y trastornos en la piel.
- Ofrecen un gran número de nutrientes. Todas las bebidas probióticas ofrecen distintos beneficios nutritivos: antioxidantes, vitamina B, vitamina C, calcio, minerales y proteínas. La kombucha por ejemplo, tiene una gran cantidad de vitaminas y antioxidantes.
- Son beneficiosas para los bebés. Controlan las manifestaciones de pieles atópicas, disminuyen los cólicos y el riesgo de infecciones en el tracto digestivo.
- Ayudan a nuestra salud mental. Ya lo dijimos, nuestro sistema digestivo es nuestro segundo cerebro. Las bebidas probióticas pueden contribuir a la síntesis de neurotransmisores y esto redunda en nuestro bienestar. Además, y para resumir, es un hecho que si nuestro estómago está bien, nos sentimos bien.
Aún se necesita una mayor cantidad de estudios para obtener más información de los beneficios que aportan las bebidas probióticas. No obstante, solo con los enumerados anteriormente es suficiente para animarte a preparar tus bebidas en casa. En el curso Refrescos fermentados y probióticos, de Scoolinary, Robert Ruiz te enseña de una forma amena a preparar refrescos como kombucha, kéfir o tepache. Tu estómago te lo agradecerá.