Parece probado que el cultivo de la uva ya se daba hacia el año 6000 a.C, aunque no se pueda hablar propiamente de cosechas de vino hasta la Edad de Bronce (3000 a.C). Estudios arqueológicos apuntan que los habitantes que vivían entonces a las orillas de los ríos Tigris y Éufrates, en la antigua Mesopotamia (hoy en día un territorio perteneciente a Irak), fueron los primeros en cosechar vino. Otros indicios señalan que la producción del vino comenzó hace más de 8.000 años en la región de Georgia, en el Cáucaso. Existen numerosas hipótesis sobre su origen.
El vino pasó al Antiguo Egipto y, gracias a la gran adaptabilidad de la vid, se expandió por Europa: la Grecia clásica, el Imperio Romano… Desde entonces y hasta ahora, su trayectoria ha dejado un sinfín de increíbles anécdotas y leyendas y ha impregnado nuestra sabiduría popular.
¿Quién no conoce el milagro de la conversión del agua en vino en las bodas de Caná, obrado por Jesús de Nazaret? ¿Quién no ha escuchado ese viejo dicho de “Envejece como el buen vino”? ¿Y el refrán popular de “Al pan, pan y al vino, vino”? Son tantas referencias…
Vamos a descubrirte 20 curiosidades sobre el mundo del vino que, tal vez, desconozcas. Acomódate, llena tu copa y disfruta de la lectura.
20 increíbles curiosidades del mundo del vino
Todos los continentes producen vino
¡Ninguno se lo ha querido perder! Todos los continentes producen vino. Incluso en la Antártida hay viñedos.
Cada botella necesita un kilo de uva
Una botella de vino de 75 cl requiere una media de 1 kilo de uvas.
¿Qué funciones tiene el culo de la botella de vino?
¿Por qué esa forma? Esa parte de la botella se denomina “picada” y cumple diversas funciones. Entre otras:
- Mantener los sedimentos en los laterales del fondo de la botella.
- Facilitar el agarre de la botella.
- Distribuir la presión del taponado.
¿Cuál es el país que consume más vino?
Seguro que has apostado por grandes países como Estados Unidos o Australia. Incluso por grandes productores como Francia, Italia o España. Pues has fallado. El Vaticano se lleva la palma. Las estadísticas indican que cada ciudadano de El Vaticano consume una media de 74 litros de vino anuales, más de 6 litros de vino al mes, casi 2 litros a la semana.
Un vino madurado con partículas de meteorito
Resulta difícil de creer, pero Ian Hutcheon es un astrónomo y bodeguero que ha llevado al límite sus dos pasiones para crear el vino más cósmico. En el Observatorio Tagua Tagua, en Chile, puede degustarse y adquirirse este Cabernet Sauvignon llamado Meteorito, añejado con partículas de un meteorito de más de 4.500 años de antigüedad, perteneciente al cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.
Si quieres conocer otros Vinos Latinoamericanos y su historia, hazlo con las clases de Florencia Rey. Esta prestigiosa sommelier argentina te explica con todo detalle cuáles son las mejores regiones productoras de vino de Sudamérica y sus vinos más representativos.
¿Sabías que hay bodegas submarinas?
Como puedes ver, los productores de vino no se echan atrás. Incluso bajo el mar han encontrado las mejores condiciones para instalar bodegas. Existen casos de naufragios en los que se han encontrado botellas de vino con todas sus propiedades intactas. Por este motivo, algunas bodegas probaron a envejecer su vino en agua salada, que se ha revelado como un medio excelente para este fin. Además, las bodegas submarinas son respetuosas con el medio ambiente.
El vino es incoloro
¿Conoces esa canción tradicional que dice “El vino que tiene Asunción no es blanco ni tinto ni tiene color”? Pues es otro ejemplo más de la inabarcable sabiduría popular. El mosto del vino es incoloro. La bebida adquiere color a partir de la maceración por los pigmentos de la piel de la uva y otras células vegetales.
Brindar para no envenenarse
Por extraño que parezca, antiguamente el brindis servía para demostrar que la bebida no estaba envenenada. En los grandes banquetes, la costumbre era chocar las copas con fuerza para que la bebida saltase de una a otra. Así, se aseguraban de que no había veneno en ninguna de ellas. Era un tiempo en el que los envenenamientos estaban a la orden del día…
Napoleón y las botellas de Pinot Noir
El gran emperador de Francia tenía entre sus favoritos el Gevrey Chambertin, un vino Pinot Noir elaborado con uvas de Borgoña. Este vino siempre le acompañó en sus campañas militares. Al final de su vida, en su destierro en la isla de Santa Elena recibía este vino especialmente embotellado para él. La muerte de Napoleón nunca quedó del todo clara. Se especula con que fue el arsénico el que acabó con su vida y que este llegó a través de esas botellas de vino. Otras fuentes aseguran que durante su exilio se aficionó al Grand Constance sudafricano y que fue este vino el que llegó envenenado. No obstante, se dice también que en Santa Elena sus vinos predilectos fueron los húngaros, en concreto el Tokaji. Así que vaya usted a saber…
Gracias a Louis Pasteur
Con este genio francés, descubridor de la vacuna contra la rabia y de tantas otras cosas, la humanidad siempre estará en deuda. También los aficionados al vino, ya que Pasteur estudió la fermentación, su descomposición y acidificación del vino. Lo hizo a petición de los propios vinicultores. Para combatir la fermentación láctica producida por microorganismos, Pasteur sugirió el calor en temperaturas de 50-60 grados para eliminar las bacterias que agriaban el vino. Sin embargo, los productores rechazaron esta metodología. Al final, se propuso un experimento con dos barriles de vino: uno tratado con el método propuesto por el científico y otro no. Después de diez meses de travesía en barco, el barril pasteurizado volvió en perfectas condiciones; el otro se fermentó.
Y gracias a este descubrimiento con el vino tenemos también hoy en día la leche pasteurizada.
¿Cuántos dioses del vino conoces?
Seguramente, te sonarán Dionisos, el dios griego del vino, de las fiestas, la danza, el teatro, los excesos y los placeres; y su émulo romano Baco, que ha dejado para la historia el término “bacanal” para referirse a las reuniones en las que el pueblo se liberaba a través del vino, el jolgorio y la música.
Pero quizá no te suene tanto Hathor, diosa egipcia de la alegría, la música, el baile y el vino, “madre divina que renueva todo lo existente”. Las ánforas que contenían el vino, según investigaciones arqueológicas, estaban talladas con su figura. De hecho, en España se conserva una vasija de cerámica egipcia que lleva grabado el busto de la diosa Hathor. Está en el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, en La Rioja.
Hay más ejemplos, incluso en las mitologías griega, romana y egipcia. Por ejemplo, Sileno, padre adoptivo y compañero de Dionisos, fue un dios menor de la embriaguez. Su equivalente romano fue Silvano.
Por su parte, Osiris fue el dios egipcio del vino y la cerveza. Según la mitología, él fue quien dio las instrucciones al pueblo egipcio para cosechar la vid y guardar el vino.
Beethoven, ¿intoxicado por el plomo del vino?
El genial músico alemán padeció en sus últimos años la enfermedad de saturnismo o envenenamiento con plomo. Según determinadas investigaciones, el alejamiento de su estilo romántico, la irrupción de pasajes más tristes y los bruscos cambios musicales de sus últimas obras se explicarían por el desarrollo de esta enfermedad. Es un hecho conocido que Beethoven era un gran aficionado al vino blanco del Rhin y que en aquella época el vino se adulteraba con un compuesto endulzante derivado del plomo.
Un vino hecho con uvas congeladas
El llamado vino de hielo o Eiswein es un vino que se elabora con uvas congeladas. Es originario de Baviera (Alemania), pero también puedes encontrarlo en España como vino Amantia (D.O. Arlanza) o vino Malizia (Rioja Alavesa), entre otros. Al elaborarse con uvas congeladas, se caracteriza por tener un alto contenido de azúcar.
¿Cuál es la bodega más grande del mundo?
En el libro Guinness de los records figura la bodega Mileștii Mici, situada a unos 20 kilómetros de Chisináu, la capital de Moldavia. Alberga un millón y medio de botellas a lo largo de alrededor de más de 200 kilómetros de túnel. Una de las mayores atracciones turísticas de su país.
El pis de gato, uno de los aromas del vino
¿Cómo? Todo el mundo tranquilo que no ha intervenido ningún lindo minino travieso. Algunos vegetales, como la grosella negra, la raíz de valeriana o el boj evocan el aroma a orina de gato. La molécula que causa este olor es la 4-metoxi-2-metil-2-mercaptano butano.
En un umbral de percepción bajo, y sin perjudicar al resto de aromas, es una virtud en vinos de alta calidad con el Sauvignon Blanc. Sin embargo, es un defecto de vendimia cuando el olor es demasiado intenso y persistente.
La pasión del rey Sol por el vino
Cuentan que era tal la pasión que el rey de Francia Luis XIV sentía por el vino que, hacia el final de sus días, enfermo de gangrena en una de sus piernas, ordenó llenar una bañera entera de vino para sumergirse y encontrar la solución para su mal.
El cronista oficial del rey Sol dejó escrito que uno de los vinos predilectos del monarca era el Fondillón de Alicante. En su vejez tomaba unas gotas de ese vino para fortalecerse y le gustaba mojar los bizcochos en esta bebida. Hoy en día se comercializa el vino Fondillón Luis XIV.
¿Por qué muchas botellas son de color verde?
El color verde protege el vino de la luz ultravioleta, que puede dañar el vino y afectar a su sabor. Este color es capaz de filtrar entre el 30 y el 60% de la radiación frente a un pequeño porcentaje del cristal blanco. También hay razones comerciales, estéticas y económicas. De hecho, el cristal verde suele ser el más barato. Otra razón es para que no se aprecie tan fácilmente cuánto vino se ha consumido.
¿Cuándo se comenzaron a utilizar barricas de madera en lugar de ánforas?
Durante la Guerra de las Galias, Julio César (otro gran amante del vino) mandó utilizar barricas de madera para envejecer el vino y sustituir a las ánforas. A mediados de siglo I a.C los invasores romanos se sorprendieron de que los galos almacenaran y transportaran la cerveza en barriles de roble. Así que fueron las legiones romanas las primeras en adoptar este sistema para el vino.
La abundancia de los robles en Europa y la relativa facilidad con la que se puede doblar su madera también fueron dos motivos importantes para comenzar a construir los barriles. Eran más resistentes, pesaban menos y eran más manejables al hacerlos rodar. Por otra parte, la madera se reveló como un aliado perfecto del vino al aportarle sabores, olores y matices.
¿Sabías que las botellas de vino grandes tienen nombres bíblicos?
Los franceses, siempre tan sofisticados (o eso dice el tópico), quisieron vincular el vino con la solemnidad y el simbolismo de los nombres bíblicos. Por eso, utilizaron dichos nombres para clasificar las botellas por tamaño. Esta tradición tiene su origen en la Edad Media y se conoce como el “sistema bíblico de botellas”.
Desde el Benjamín (correspondiente al tamaño de un cuarto de botella estándar) hasta el Melquisedec (botellas de 30 litros), encontramos la botella Matusalem (6 litros), Baltasar (12 litros), Nabucodonosor (15 litros) y Melchior o Salomón (18 litros), entre otras.
El champagne, un vino fallido que acabó por triunfar
Durante la Edad Media y los siglos posteriores, fue en los monasterios donde se conservó y difundió el cultivo de la vid. A finales del siglo XVII, Dom Pierre Pérignon, un monje benedictino ciego, quiso hacer un vino blanco a partir de uvas tintas de la región francesa de Champaña, prescindiendo de sus pieles.
El problema era que siempre aparecían burbujas en las botellas, hasta el punto de que el religioso invirtió mucho tiempo en corregir el fallo, sin conseguirlo. Además, con frecuencia las botellas almacenadas explotaban. Por esta causa, Dom Pérignon llegó a denominar a su vino “vino loco”.
Sin embargo, su vino tuvo un gran éxito, y poco después se perfeccionó el sistema de almacenado con cristal más grueso y tapones de corcho, para evitar sorpresas. Este sería el origen del champagne. Si todo esto es realidad o leyenda es difícil de saber, pero lo que está claro es que este monje vivió a caballo del siglo XVII y XVIII y que a él se le suele atribuir la invención del método para fabricar champán. Aunque el monje nunca pudo encontrar la razón de las burbujas, de nuevo aparece el sabio Pasteur más de un siglo y medio después para explicar el proceso de fermentación por el cual las bacterias asimilan el azúcar y lo convierten en alcohol, generando calor y gas carbónico.