Adivina, adivinanza: es una elaboración clásica de repostería francesa con fama de sofisticada, pero mucho más asequible de lo que parece a primera vista. Efectivamente, hablamos del macaron; y ya te decimos que para empezar a hacer macarons no necesitas hacer una estancia con Jordi Roca ni un obrador completo…
En realidad, si tienes paciencia y un poco de mano es mucho más sencillo de lo que parece. La mejor prueba la tienes en el Curso de Macarons de Damien Wager, con el que puedes aprender online el paso a paso de esta pieza de repostería, y comprobar que no es para tanto; casi todo lo que necesitas ya lo tienes en casa, fijo.
Ingredientes: un merengue con almendras y lo que le quieras poner
Vamos a empezar descomponiendo el macaron para entenderlo mejor, que como sabrás consiste en dos galletas más bien secas y un relleno más bien jugoso. Las galletas son poco más que un merengue, francés o italiano (o sea, azúcar glas y claras de huevo, y si eso agua), al que se añade una generosa proporción de harina de almendra o almendra molida.
Aparte de eso está el relleno, pero es difícil decir cuáles son los ingredientes habituales porque hay tantas posibilidades como reposteros (aquí, una treintena de clásicos). Eso sí, podemos señalar las tres elaboraciones base habituales para empezar a hacer macarons, y a partir de ahí indicar ingredientes básicos:
- Crema de mantequilla. La famosa buttercream se compone, oh sorpresa, de mantequilla y azúcar glas; aunque hay versiones con crema pastelera, llamada alemana, o con fondant, o con leche, o con huevo…
- Ganache. Llamamos así a cualquier mezcla a base de chocolate (negro, blanco o con leche) y nata caliente, normalmente con mantequilla para darle brillo. A esta ganache básica puedes añadirle muuuchas cosas…
- Pasta de frutas. Este término-paraguas engloba cualquier elaboración donde la fruta, en forma de pulpa, es la protagonista indiscutible. Lo normal es que incluya azúcar y alguna forma de pectina para darle consistencia.
Utillaje: lo clásico para hacer cualquier tipo de repostería
En el capítulo de utillaje tampoco tendrás que calentarte la cabeza demasiado. Eso sí, es posible que si cuentas con maquinaria más sofisiticada, te ahorres mucho tiempo y esfuerzo. De forma que te daremos una lista de herramienta para empezar a hacer macarons, y en el caso de los robots, alguna alternativa clásica.
- Básicos: nos referimos a cazos, boles, jarras, bandejas de horno, lenguas varias (flexibles y resistentes al calor), varillas, en fin, esas cosas que todos tenemos sí o sí.
- Horno: sí, básico basiquísimo, pero tampoco hace falta que tenga ninguna cosa especial porque no vamos a pasar de 150 oC.
- Procesador de alimentos: o sea, lo que viene siendo una picadora. Esto lo necesitas mayormente para moler la almendra, que también puedes adquirir molida.
- Batidoras: tanto una de pie (vulgo “robot”) como una de mano. En realidad, con una de mano con varillas vas que chutas. O con un brazo de los de antes.
- Manga pastelera (y boquilla): Seguro que puedes empezar a hacer macarons con una bolsa y punto, pero agradecerás una boquilla redonda de 5 mm.
- Tapete de silicona para horno: efectivamente, un silpat. En su defecto, con papel de horno también te apañas perfectamente, fijo.
¿A que no era para tanto? Pues eso, que ni los ingredientes ni el utillaje son excusa para lanzarte a la elaboración de macarons como si no hubiera un mañana; otra cosa es el tiempo y el talento, ahí sí. Pero practicando, practicando, practicando, verás qué sorpresa te llevas…
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