Es verano y las temperaturas han subido. Y aunque este sea un estío atípico dada la situación de pandemia que estamos viviendo en el mundo, sigue siendo el periodo de las vacaciones para muchos. Con el descanso vienen los horarios ralentizados, las comidas tardías y la preparación de platos acordes con la época, entre ellos los postres típicos para el verano.
Y es que apetecen dulces ligeros y que sean un cierre refrescante para la comida. Es por eso que a continuación haremos un recorrido por los postres tradicionales de España y otros países mediterráneos que vienen genial en estos días de calor.
Postres tradicionales y veraniegos
Natillas
Uno de los postres con más arraigo en nuestro país y que está presente en cualquier mesa. Se dice que su origen se encuentra en la Edad Media, en los conventos europeos, donde se preparaban cremas dulces que luego se fueron asentando en diferentes regiones geográficas con sus variantes, como las natillas y la crema catalana en España o la crème brulée en Francia.
Las natillas tradicionales se caracterizan por su dulce y suave sabor que, servidas frías con su galleta, constituyen una excelente opción veraniega para niños y adultos.
Flan
Otro de los postres más conocidos y consumidos en España. El origen del flan viene de fenicios, griegos y romanos, quienes hacían una preparación llamada tyropatina que constituye su antecesor. En la Edad Media ya surge el dulce basado en huevos y leche y se le incorpora la miel y el azúcar.
A día de hoy, el flan tiene muchas variantes con chocolate, café, frutas, dulce de leche o frutos secos; su consistencia ligera y suave lo hacen perfecto para terminar una comida durante esta época.
Descubre como es el flan de iota que elabora el chef David Gil en el curso «Texturas creativas de repostería: dulces y saladas«
Macedonia de frutas
Frutas cortadas en trozos y regadas con un licor de frutas, zumo de naranja o azúcar. Simple y deliciosa. La macedonia es un postre refrescante y muy fácil de hacer que aprovecha lo que la naturaleza brinda en la época estival. También puedes hacer otra versión con las frutas de temporada sobre un hojaldre. El chef Daniel Álvarez te enseña a elaborar un perfecto hojaldre en el curso de «Bollería Gourmet: masas fermentadas dulces y saladas«
Lo más curioso es el origen de su nombre. Viene del siglo VII antes de Cristo, cuando el célebre Alejandro III o Alejandro Magno fundó el Reino de Macedonia, en el que reunió bajo su poder países con diferentes costumbres, idiomas y razas. Con el tiempo, a esa mezcla heterogénea de elementos se le empezó a llamar macedonia y se trasladó a este plato.
Mousse de chocolate
De la mousse ya te hablamos en un post anterior en el que te contamos el nacimiento francés de este irresistible postre. Con el tiempo, ha evolucionado hasta llegar al sifón de espumas patentado por Ferrán Adriá, con el que se consigue una mejor consistencia.
La mousse de chocolate es la versión más conocida, un postre delicado, con una textura al que pocos se resisten y que lo hace muy ligero para el verano.
Sabayón
Un postre de origen italiano. Llamado también zabaione o zabaglione, es un dulce de larga historia con un origen situado en el siglo XVI y varias teorías.
Se trata de una crema hecha a base de yemas de huevo, azúcar y vino dulce cocinada a fuego lento o al baño María. Su consistencia es parecida a las natillas e, igual que esta, servida fría resulta muy veraniega. En Latinoamérica tiene distintas versiones y nombres, como el rompope mexicano y el ponche crema venezolano.
Se pueden realizar de infinitos sabores, lo ideal es que sea siempre un aroma natural, como el de mandarina que realiza David Gil en el curso «Texturas creativas de repostería: cremoso, espuma, técnica avanzada«.
Panna cotta
Otro postre italiano. Se dice que el panna cotta surgió en el Piamonte italiano gracias a un excedente de leche. Suele presentarse con una forma similar a la del flan pero su color delata su diferencia: está hecho a base de nata, azúcar y gelificantes.
Su sabor es ligero y se acompaña de una salsa de frutos rojos, cítricos o chocolate. La consistencia es un poco más gelatinosa que la del flan, y al servirse frío es ideal para esta época.