Si estás leyendo esto es porque te gusta el vino. Y si te gusta el vino quizás sepas que esta antigua bebida es el resultante de todo un proceso en el que inciden distintos factores. Un proceso que comienza en la planta, la vid, y todo lo que le atañe.
Un poco de contexto: qué es el vino
“El vino es la bebida alcohólica resultante de la fermentación del jugo de uvas recién vendimiadas gracias al efecto de las levaduras”, explica Rubén Pol Ramón, sumiller y profesor de Scoolinary. El experto señala que las levaduras son hongos que producen enzimas capaces de provocar la fermentación alcohólica.
Según los estudios, el vino se produjo por primera vez durante el Neolítico, en la región que hoy ocupan Irán e Irak. El consumo se extendió hacia Occidente llegando a Anatolia, Grecia y hacia el sur hasta Egipto.
De hecho, el vino a lo largo de la historia ha estado muy bien considerado dentro de la alta sociedad occidental. En Grecia y Roma se adoraba a Dionisio o Baco, dios de los viñedos, y la biblia lo menciona en diversos pasajes.
La viticultura debe su mayor desarrollo a la propagación del cristianismo. Los monasterios establecieron sus propios métodos de elaboración y extracción y fueron los precursores de la viticultura y vinicultura, dejando huellas tan claras como los vinos del priorato, provenientes de la palabra prior.
El cultivo de la vid y los factores que le afectan
Como dijimos, los factores que influyen en el resultado que catarás comienzan en la vid sembrada. “Si alguna vez has probado dos vinos hechos con la misma uva pero de lugares distintos, habrás visto que la experiencia sensorial puede llegar a ser completamente diferente”, explica Pol.
Esto se debe a 4 factores que inciden en el cultivo de la uva:
- Clima
- Altitud
- Latitud
- Proximidad a grandes masas de agua
El clima
El clima tiene que ver con la luz solar y el calor que la región donde está la vid recibe.
De esta forma, se distinguen climas frescos y cálidos. En los climas frescos se elabora vino blanco de acidez alta y bajos en alcohol, y en los climas cálidos se elaboran vinos tintos puesto que las uvas necesitan más calor para madurar, dichos vinos suelen bajos en acidez, ricos en alcohol y ricos en sabor.
La altitud
La altitud de la siembra de la vid tiene un efecto directo en la temperatura, esto implica que la temperatura es más fría a medida que vamos subiendo de altitud y esto a su vez hace que el aire retenga menos humedad.
La latitud
En este punto se da un dato muy interesante: en el mundo solo se elaboran vinos entre las latitudes 30 y 50, ya sea en el norte o el sur del mundo. Por encima de la latitud 50 las temperaturas son muy frías y por debajo las temperaturas con muy cálidas.
Proximidad a grandes masas de agua
Las grandes masas de agua ya sean ríos, lagos o mares actúan como un efecto termorregulador en la siembra.
Esto significa que durante el día la temperatura fría del agua aporta frescor, y durante la noche, una vez el agua ha absorbido los rayos del sol, le aporta calor a la tierra. De esta manera, la exclusión térmica, que sería la variación térmica entre el día y la noche, se ve menos pronunciada.
Estos factores explican por qué una misma uva plantada en sitios diferentes ofrece una experiencia sensorial distinta al beber vino.
Ahora bien, ¿cuál es el mejor clima para la vid?
No hay una respuesta exacta, depende del resultado que se quiera obtener. No obstante, las mejores cosechas resultan de veranos cálidos y con pocas lluvias, independientemente de los otros factores.
En nuestro curso Introducción al mundo del vino, Rubén Pol te explica cuáles son los principios básicos del vino. La viticultura, los tipos de uvas, su elaboración y unas pinceladas sobre maridaje. Si te gusta el vino -y damos por hecho que sí- te gustará.