Champán, cava, vinos espumosos… Estamos acostumbrados a brindar con ellos en todo tipo de fiestas, celebraciones y aniversarios. Por ello los solemos asociar con ocasiones divertidas y especiales.
Y es que son vinos muy especiales, que cuentan con un extra de elegancia y glamour que solo puede verse redondeado con un excelente servicio que cuide aspectos como el almacenamiento, la apertura de la botella, la temperatura ideal y el tipo de copa más adecuada, entre otros detalles.
A continuación, os dejamos unas pautas básicas para el servicio de los vinos espumosos.
Consejos para servir un vino espumoso
Almacenamiento
Si almacenas el vino espumoso en botellas de vidrio transparente, resulta más sensible a la luz solar. Esto puede provocar reacciones químicas que echen a perder el vino. Por ello, es más conveniente almacenarlo en un lugar oscuro.
Si lo mantienes en una vinoteca, se recomienda colocar la botella en posición vertical, ya que los vinos espumosos no necesitan el contacto con el corcho. Almacénalos en un lugar fresco y correctamente ventilado, con una temperatura constante de conservación que ronde entre los 6-9 ºC.
Temperatura del vino espumoso
Es sabido que los vinos espumosos se sirven fríos. No obstante, si nos pasamos y rebasamos lo servimos excesivamente frío, el vino perderá sabor, la percepción de los aromas se verá perjudicada y resultará más ácido.
La temperatura ideal de servicio de un espumoso oscila entre los 5 y 12 ºC.
Lo más correcto es que el vino se enfríe en nevera durante varias horas. Es preferible esta opción a utilizar el congelador, aunque a veces resulte inevitable en casos urgentes.
Otro buen método de enfriamiento es introducir la botella en una cubitera especial con agua fría y hielos, al menos durante media hora.
Cómo abrir la botella
Lo primero es comprobar que nadie ha agitado la botella por descuido. Es recomendable tener a mano una copa para el primer servicio. Fundamental también comprobar que no haya ninguna persona a tiro por si acaso se te escapa el tapón.
A partir de ahí ya quitar la cápsula que recubre el tapón y retirar el cierre metálico girando el alambre, con cuidado de mantener el pulgar sobre el tapón para evitar que pueda salir disparado.
Gira la botella suavemente y descorcha despacio. Cuando el corcho esté casi fuera, inclina la botella ligeramente hacia un lateral para ir liberando gas y que no salgan las burbujas disparadas. Así, de paso, eliminamos el típico ruido de descorche que, en ocasiones, puede ser conveniente evitar. Si el corcho se resiste a salir, puedes utilizar un paño limpio para facilitar el agarre.
Tipo de copa
La cristalería es también otro elemento fundamental en el servicio. Las copas estrechas y altas, tipo tulipán y flauta, son las más utilizadas para servir un vino espumoso. Esto es debido a que permiten apreciar el movimiento de las burbujas y estas se mantienen durante más tiempo y con mayor intensidad. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el aroma. Y cuidado con una opción excesivamente estrecha, ya que en ese caso prácticamente no te permitirá detectar el aroma.
Por ello, muchos especialistas prefieren copas de vino blanco para los espumosos jóvenes y sencillos, y copas más amplias, tipo universal o Burdeos, para espumosos más complejos o envejecidos. De esta forma, se disfrutan mejor los aromas y se perciben las burbujas en su justo punto.
Por otra parte, las copas tipo Pompadour, bajas y de boca ancha, se desaconsejan, ya que las burbujas -y también el aroma- se evaporan en seguida al presentar una superficie más amplia.
El momento del servicio
Sirve media copa a cada comensal, rellenándola cuando baje la espuma. Se recomienda inclinar un poco la copa para formar menos espuma y mantener al máximo la burbuja.
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