Por si no lo sabías -y seguro que lo sabes- los colores influyen en la percepción que tengamos de las cosas en general. La luz se refleja en los objetos y rebota en mayor o menor medida hasta llegar a nuestros ojos, lo que produce la experiencia visual del color.
Y en esta percepción, lo que las tonalidades provocan está determinado por diferentes factores como la relación que le encontremos con otros elementos (azul: mar y calma, amarillo: sol y energía), la atención que genere en nuestro cerebro y los códigos sociales de la comunidad en la que vivamos. Un ejemplo de esto último es que en la segunda mitad del siglo XX el rosa era el color de las niñas y el azul el de los niños, cuando en el siglo XIX con frecuencia se asociaba de manera inversa.
La psicología del color en la comida
El color nos estimula y muchas veces es el factor que nos hace tomar una decisión u otra, algo que se analiza y se desarrolla ampliamente en la psicología del color. En el caso de la comida, el color nos da información sobre el estado de un alimento (verde, en su punto, podrido), nos indica muchas veces si es algo natural y nos invita a comer dependiendo de lo que consideremos apetitoso.
Los chefs son conscientes de ellos y lo aplican para hacer más atractivos sus platos y postres, así como en los emplatados. La cocinera y profesora de Scoolinary Eva Hausmman lo define muy bien en este vídeo de su curso Introducción al emplatado:
Tal y como cuenta Hausmman, los colores en los alimentos tienen determinadas percepciones, más allá de lo que consideremos sabroso o no. Hay colores que nos invitan a comer más que otros, de hecho, los cálidos en este sentido ganan por goleada y es la razón por la que están presentes en tantas imágenes de marca de empresas gastronómicas.
El color en los alimentos
Si conoces cómo funcionan los colores podrás emplearlos para hacer tus platos más atractivos, así como expresar una intención determinada con sus combinaciones, haciendo que la experiencia gustativa empiece en el sentido de la vista:
- El rojo suele asociarse con amor y pasión, pero también con apetito y energía, eleva el ritmo cardíaco y causa más impacto en el cerebro, por eso las marcas de comida rápida lo emplean en sus logos y locales. Es un tono que tiene muchos representantes apetitosos en los alimentos como el tomate, las fresas, las cerezas, etc. El rojo es antioxidante y por tanto favorece el sistema cardiovascular.
- El amarillo es otro color cálido que estimula el hambre. Se asocia con energía, sol y verano, nos genera serotonina y por eso nos produce vitalidad. Los alimentos amarillos y naranjas poseen caretoides que se convierten en vitamina A para el cuerpo. En la hostelería está relacionado con consumir rápido,
- El naranja sigue una línea semejante a los anteriores. Es cálido y enérgico, nos activa e incrementa el oxígeno que nos llega al cerebro, lo asociamos con naranjas y vitaminas y por tanto con salud, también con diversión y juventud.
- Obviamente el verde se asocia a la naturaleza, y por tanto a lo sano, a lo confiable, así como al optimismo y a la esperanza. También se relaciona con el crecimiento y el dinero. Es un color grato y aparece en múltiples alimentos, por eso los locales de comida que quieren transmitir la idea de cocina natural y ecológica suelen tener el verde dentro de su concepto de marca. Y, por supuesto, platos con mucho verde en su composición también. El verde en los alimentos tiene abundancia de ácido fólico y fibra.
- El blanco se relaciona con inocencia y pureza, con saciedad respecto a la comida. Alimentos blancos como la cebolla y el ajo son ricos en fitoquímicos, que actúan como antibióticos, además del potasio, fósforo y magnesio, también presentes en la coliflor y los champiñones, por mencionar algunos ejemplos.
- El marrón puede ser un tono muy reconfortante y protector -la madera- o desagradable dependiendo del contexto -los excrementos-. Puede estar relacionado con seriedad, pero gastronómicamente hablando se asocia con lo apetitoso y confortable: piensa en una taza de café o un trozo de chocolate.
- El gris y el dorado, igual que el azul, son colores que no aparecen con frecuencia en los alimentos. El primero puede significar algo mustio, descompuesto, pero este y el dorado también se relacionan con calidad, elegancia y distinción. El azul es el mar, se asocia a la tranquilidad, a la paz y en un establecimiento de comida puede significar alimentos marinos. Son tonos que, al ser fríos, no estimulan el apetito y por eso se emplean muy poco en gastronomía.
No obstante, hay sectores de la cocina, como la pastelería, donde sus creadores dejan volar la imaginación y aprovechan los diferentes estímulos que ofrecen los colores para sus presentaciones.
El color y la pastelería
Los bombones en molde que hace el pastelero Kriss Harvey son especiales. Por su naturaleza, el ganache es más suave y se acerca más a una experiencia de postre. Para darles color emplea manteca de cacao en tonos brillantes que consigue gracias a colores alimentarios en polvos, solubles en grasa. Luego, emplea diversas técnicas para pintar los moldes como aerógrafo, manga pastelera y hasta cepillos de dientes.
Sus dulces pasean por una gama cromática muy variada, con acabados en colores apetitosos, serenos o muy elegantes.
En su curso Bombones en molde puedes aprender paso a paso a hacer unos dulces delicados y con muchos matices en su sabor, además de terminarlos con unos acabados perfectos. Marca la diferencia con tu propuesta culinaria y destaca de la competencia.