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¿Cuáles son los diferentes tipos de mousse? con huevo, con nata, con gelatina

Descubre los secretos de los diferentes tipos de mousses: clara de huevo, nata y gelatina, y cómo dominar estas técnicas para postres perfectos.
mousse de chocolate

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La mousse (siendo una palabra de origen francés y puesto que en ese idioma es femenina, en español también se usa en femenino) con su textura aireada y su sabor delicado, es un postre que encanta y sorprende a paladares en todo el mundo. Aunque a primera vista pueda parecer un plato sencillo, la verdad es que su preparación esconde un mundo de técnicas y secretos que vale la pena explorar. Desde la ligereza de las claras de huevo hasta la riqueza de la nata, pasando por la estabilidad que ofrece la gelatina, cada ingrediente juega un papel crucial en la creación de la mousse perfecta.

Mousse con Clara de Huevo

La clara de huevo es, posiblemente, el agente aireador más tradicional en la preparación de las mousses. Cuando se baten, las claras de huevo se transforman en un merengue firme y brillante, capaz de incorporar una gran cantidad de aire. Este proceso, conocido como el método francés, es el secreto detrás de las mousses increíblemente esponjosas y ligeras.

Para conseguir la textura ideal, es crucial que las claras estén a temperatura ambiente y que el recipiente esté completamente limpio y libre de grasa. Una pizca de sal o unas gotas de limón pueden ayudar a estabilizar el merengue, asegurando que la mousse mantenga su estructura y no se desinfle.

merengue
Josep Armenteros examina la consistencia del merengue italiano

Mousse con Nata

La nata, o crema de leche, es otra base popular para la preparación de las mousses, especialmente en recetas que buscan un sabor más rico y una textura más cremosa. Al igual que con las claras de huevo, la nata debe ser batida hasta obtener picos suaves o firmes, dependiendo de la receta. La clave aquí es no batir de más, ya que podríamos terminar con una mantequilla en lugar de una mousse.

Una técnica eficaz consiste en incorporar la nata montada en etapas, mezclando suavemente con movimientos envolventes para no perder el aire incorporado. Este método es ideal para las mousses de chocolate, café, o frutas, donde la riqueza de la nata complementa perfectamente los sabores intensos.

Si lo que quieres es aprender a hacer postres con mousses a base de nata, no se puedes perder el curso Postres con Mousses de Dina Alsina en el que te enseñará 6 recetas deliciosas para que aprendas toda la técnica y también puedas sorprender a tus comensales con postres suaves y vistosos:

  • Forrest Berry: Una tarta que robará miradas. Alrededor de la mousse encontramos un bizcocho gioconda a la que le damos un diseño gracias a la pasta cigarrillo.
  • Mousse de chocolate: Una receta clásica que no puede faltar en todo restaurante. El postre comodín que a todo mundo le gusta.
  • Mousse de mango: De lo más natural que puedes encontrar. Bastante ligero y de sabores suaves.
  • Copa Vianesa: En honor a las vacas vianesas de Galicia, este postre destaca un sabor especiado que acompaña un puré de zanahoria. Es una mousse muy suave, ventaja de servirse en copa.
  • Coco Loco: Perfecta para llevar a la playa o cualquier paseo. Usamos moldes de esfera para darle forma y una cobertura muy especial que simula los pelos de un coco real.
  • Barbie cake: Un postre de tendencia que te servirá como inspiración para hacer mousses temáticas para cumpleaños o eventos. El sabor principal es mousse chocolate blanco con un pink/red velvet de relleno, y puede colorearse a gusto.
barbie cake

Mousse con Gelatina

La gelatina es un ingrediente versátil que puede aportar estabilidad y firmeza a cualquier mousse, especialmente en climas cálidos donde otras tipos de mousse podrían sufrir. Aunque algunas recetas utilizan la gelatina como el único agente espesante, lo más común es combinarla con clara de huevo o nata para obtener lo mejor de ambos mundos: la ligereza del aire incorporado y la firmeza que proporciona la gelatina.

Para usar gelatina correctamente, es esencial hidratarla primero en agua fría y luego disolverla completamente, ya sea calentándola directamente o añadiéndola a una base caliente. La mezcla debe enfriarse a temperatura ambiente antes de incorporarla a la mousse para evitar la formación de grumos.

Consejos para una Mousse Perfecta

Independientemente del tipo de mousse que elijas preparar, hay algunos consejos que pueden ayudarte a asegurar el éxito:

  • Temperatura: Los ingredientes deben estar a la temperatura correcta. Las claras de huevo y la nata montan mejor a temperatura ambiente y fría, respectivamente.
  • Incorporación: Al mezclar los ingredientes, hazlo de manera suave y envolvente para no perder el aire incorporado.
  • Sabores: Experimenta con diferentes sabores, pero asegúrate de que los líquidos estén bien integrados para no afectar la estructura de la mousse.

El mundo de las mousses es amplio y lleno de posibilidades. Ya sea que prefieras la ligereza que aporta la clara de huevo, la riqueza de la nata, o la firmeza de la gelatina, dominar estas técnicas te abrirá las puertas a un universo de postres elegantes y deliciosos. Con práctica y paciencia, pronto estarás creando mousses que no solo deleitarán a tus invitados, sino que también hablarán de tu destreza y creatividad en la cocina.

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