No vamos a tirar del tópico de las ensaladitas para el buen tiempo, ni del de que la ensalada no puede faltar, ni de ese de que las ensaladas son deliciosas como entrante, principal o acompañamiento. Vamos a centrarnos en una historia de amor: la de la ensalada y el queso.
Rápidas de preparar, apetecibles tanto en invierno como en verano y campo de experimentación ideal con todo tipo de ingredientes y aliños… Si como nosotros eres muy fan del queso, estaremos de acuerdo en que es una combinación ganadora. Vamos a contarte cuales son los quesos más habituales y la forma de agregarlos para que disfrutes mucho más de este perfect match.
Tipos de queso
Ahora empieza lo bueno… hablemos de queso. ¿Cuál es el mejor queso para añadir a las ensaladas? Pues eso depende de los gustos de cada uno, faltaría más. Pero hay ciertos criterios a tener en cuenta: depende del resto de ingredientes y de cómo lo quieras incorporar.
Quesos cremosos
Si te chiflan los quesos tipo mascarpone o filadelfia, la mejor forma de emplearlos es en forma de aliños con queso. Para obtener una textura más ligera mezcla el doble de aceite que de queso con sal y pimienta. No le pongas vinagre, ya que puede cortar la salsa y su sabor predominará demasiado sobre el queso. Agrégalo a la ensalada justo antes de servir.
Quesos blandos
Los gorgonzola, brie, camembert, feta, cottage o requesón son quesos muy distintos entre sí, pero todos ellos perfectos para ensaladas. La clave es añadirlos justo antes de servir; así evitamos que el queso y el resto de ingredientes se reblandezcan más de la cuenta y haga que la ensalada pierda su textura crujiente.
Quesos semiblandos
Aportan sabores con mucha personalidad, combinando de maravilla con fruta y frutos secos. Desmenúzalo con la mano o córtalo en cubitos y convierte tu ensalada en una auténtica delicia. Resisten mejor el ablandamiento, así que puedes montar la ensalada con tiempo para consumirla más adelante. Mozzarella, queso azul y roquefort son los quesos estrellas de esta categoría.
Quesos semiduros
Su pasta semidura le va a dar la textura ideal a tus ensaladas, sin correr el riesgo de cambiar la del resto de ingredientes. Las formas más habituales de incorporarlos son en tiras finas, o en cubos de hasta dos centímetros. Estamos hablando de quesos como gruyere, gouda, emmental…
Quesos duros
Con su textura firme y sus peculiares aromas, otorgan a tu ensalada el toque de sofisticación que buscas. Normalmente son quesos más potentes (como el pecorino, el parmesano o el pata de mulo) y pueden volverse demasiado protagonistas. Te aconsejamos que los ralles finito o los desmenuces bien para conseguir un contraste de sabor equilibrado con los vegetales. Arriésgate a mezclarlos con ingredientes más exóticos, las posibilidades son infinitas.
Trucos y consejos
Aparte de todos los quesos que hemos comentado hay muchos, muchos más. Puedes añadir a tus ensaladas queso de cabra, queso manchego, queso fresco… el límite lo pones tú. Ahora te daremos unos truquillos extra para asegurarte el éxito en cualquier tipo de ensalada con queso.
- Menos es más. Presta atención a la dureza y a la intensidad de sabor del queso; cuanto más duro y más intenso, menos cantidad y en trocitos más pequeños.
- Si quieres que el queso sea el auténtico protagonista de tu ensalada, haz que esta sea un entrante o una pequeña guarnición (en un principal podría ser too much).
- Si eres de mezclar quesos en la ensalada, procura que por lo menos uno sea de sabor suave, o no sabrás dónde atender.
- Puedes componer tu ensalada con lechugas y hojas verdes, pastas o arroz. Frutos secos, frutas y verduras. No hay un queso ideal para cada ensalada, ¡busca tu combinación ganadora!
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