¿Sabías que un dulce tan cotidiano como el donut esconde una historia fascinante y una revolución culinaria en marcha?
Desde su humilde origen como bollo frito en barcos mercantes hasta su reaparición como pieza gourmet en vitrinas de pastelería fina, el donut ha recorrido un largo camino. Y no solo ha sobrevivido: ha sido reinventado por chefs de renombre, integrándose en la alta repostería con técnicas, ingredientes y presentaciones sorprendentes.
¿Cómo pasó el donut de la panadería popular a la alta cocina?
De Holanda a Hollywood: los inicios del donut
El donut (o «doughnut», su nombre original) tiene raíces en los Países Bajos del siglo XVII, cuando los colonos llevaron sus olykoeks o “pasteles aceitosos” a América. Sin agujero, con relleno de frutos secos, y más cercanos a una bola de masa frita que a los donuts modernos, estos dulces eran simples, pero sabrosos.
Fue en Estados Unidos donde el donut se transformó: a finales del siglo XIX, aparece el agujero central —supuestamente para una cocción más uniforme— y, con ello, el donut redondo que hoy todos conocemos.
De snack popular a ícono pop
Durante el siglo XX, el donut se convirtió en símbolo de la cultura estadounidense: económico, accesible y omnipresente. Desde policías en series de televisión hasta vitrinas de cafetería, su lugar era claro. Pero durante mucho tiempo fue considerado un producto básico, incluso banal.
Hasta que llegaron los chefs.
Reinvención en clave gourmet
En la última década, reposteros de alto nivel han reivindicado el donut como base creativa. Ya no se trata solo de glaseado rosa o azúcar glass. Hoy hablamos de:
- Fermentaciones lentas con masa brioche enriquecida
- Rellenos complejos, como curds de fruta exótica, ganaches infusionadas o cremas de hierbas
- Coberturas texturizadas, desde crujientes de frutos secos caramelizados hasta glaseados satinados con acabados espejo
El donut ha pasado de ser una simple fritura a una obra de arte comestible, que requiere precisión técnica y creatividad estética. En muchos casos, se trabaja con prefermentos, control de hidratación, temperaturas precisas y emplatados cuidados al milímetro.
Alta repostería con sabor a infancia
Una de las claves del éxito del donut en pastelería de autor es su carga emocional: evoca recuerdos, nostalgia y placer inmediato. Esto lo convierte en un lienzo perfecto para reinterpretar sabores clásicos con técnicas actuales. Un donut de vainilla puede transformarse en un postre de restaurante con crema diplomática infusionada en vainilla de Madagascar, un glaseado de yuzu y un crujiente de almendra tostada.
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