Nadie duda de que la capacidad femenina en lo que respecta al vino va más allá del disfrute. En los últimos años las mujeres despuntan en las pruebas de cata y se implantan en una profesión, la de sumiller, que hasta entonces estaba reservada a los hombres. Si echamos la vista atrás, hace un par de décadas, no encontramos enólogas en las bodegas porqué el mundo del vino era “cosa de hombres”. Por suerte, las cosas están cambiando.
Dicen que las mujeres tienen un sexto sentido para todo y también para el vino. No vamos a entrar en valoraciones imposibles de atestiguar, pero lo cierto es que las féminas suelen tener un olfato más desarrollado por una cuestión hormonal que después refuerzan con un buen entrenamiento. La capacidad de almacenar e identificar aromas reside sobretodo en la práctica, que en ocasiones significa tener que catar, oler y diferenciar hasta 50 vinos en un solo día, claro está que en diferentes sesiones. Se considera que las mujeres suelen tener una mayor sensibilidad olfativa que las convierte en estupendas catadoras. Pero no hay cara sin cruz, porqué algunos estudios insinúan que a pesar de que en ellas pueden acusarse ciclos en los cuales la sensibilidad se incrementa, también son más irregulares a la hora de oler.
Mujeres sumilleres, una imagen todavía inusual
La de sumiller es una profesión apasionante que a parte de nariz requiere tenacidad y aprendizaje continuo. Algunas facultades que poco tienen que ver con un don específico y que se muestran por igual en los dos sexos. Sin embargo en Francia, país con gran tradición enológica, solo el 20% de los sumilleres son mujeres. Lejos de la posición dominante que ocupan en otros mercados como Japón, Rusia o Escandinavia. Las profesionales dicen que sus compañeros las tratan bien pero a veces son los mismos clientes los que suelen ser condescendientes cuando ven una mujer a cargo.
Detalles como estos, aunque insignificantes, revelan que algunos todavía consideran que la mujer no es apta para estos menesteres. Se equivocan. Ellas tienen una sensibilidad especial para el buen gusto. Puede ser por educación o por características del propio sexo, pero hay cualidades de un buen sumiller que son meramente psicológicas como adivinar qué vino puede gustar más al cliente, y que van más allá de un olfato desarrollado o un paladar sensible. Al final, el dominio de los atributos del vino no es una cuestión de sexos sino más bien de atención y de educar el olfato, porqué para entender de vinos, sólo hay querer entender.
¿Conoces a nuestra sumiller Meritxell Falgueras?
Es miembro de la Academia Catalana de Gastronomía, jurado internacional en los concursos más importantes del mundo y profesora en los cursos oficiales de sumilleres. Con veinte años se convirtió en la sumiller más joven de España en la Escuela de Hostelería y Hostelería de Barcelona y ganó el concurso Nariz de Oro como joven promesa. Y por supuesto, también es mujer.
Fuente foto: Flickr – Incase