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En Méjico, los muertos también comen

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La Noche de los Muertos mejicana es una de las tradiciones para estas fechas en que la gastronomía cobra mayor importancia. ¡Os lo explicamos todo!

Hace años ya que los españoles sucumbimos al Halloween americano.  Calabazas, disfraces terroríficos, gominolas… se han convertido en algo común durante lo que conocíamos como el Día de Todos los Santos. Nadie puede dudar que nos gusta hacer nuestras las tradiciones festivas y es por eso que queremos acercar a todos los que -como nosotros- relacionáis fiesta con gastronomía, una de las más impresionantes del mundo: la Noche de los Muertos mejicana.

Méjico ha sido siempre un país reconocido por su rica gastronomía y los mejicanos por su calidad de anfitriones en la mesa. Una mesa que, en la madrugada del 1 de noviembre, se llena de buena comida para honrar el recuerdo de familiares y amigos fallecidos: los salones se cambian por cementerios, que se convierten por una noche en un lugar de gozo y reunión familiar. Se alzan altares que bien podrían ser bufetes, con los platos y sabores predilectos de los que ya descansan en paz,  porque sus almas han viajado desde muy lejos y necesitan de una buena comida para recobrar fuerzas. Las lápidas se cubren de un color amarillento -dicen que los alimentos de ese color (naranjas, mazorcas de maíz etc.) las guían en su camino de regreso al hogar- y el tamale, el mole, las calaveras de azúcar o los dulces de calabaza se convierten en parte imprescindible del menú.

Por otra parte -entre los alimentos que se ofrecen a los que aún no se han ido- destaca el tradicional y extremadamente popular pan de muerto. Dicen los entendidos que existen diversas teorías sobre su origen -una de ellas vinculada a los evangelizadores españoles y el pan de la eucaristía-, y dos tipos de masa para elaborarlo: una normal (basada en la masa madre que prepara Xevi Ramon en el curso El pan artesano del siglo XXI) y otra mezclada con pulque, una bebida fermentada que contiene un ligero nivel de alcohol.  Los panaderos más cuidadosos también perfuman la mezcla con vainilla, agua de azahar o ralladura de piel de naranja y, en zonas cercanas a la capital, podemos encontrar un pan con forma humana hecho de yema y canela llamado muerte. Pero, ¿y que diferencia todas estas recetas? Nada, lo realmente importante es la forma en que se hace el pan y los diversos significados que se desprenden de esta. Y como en cualquier fiesta, no puede faltar la bebida: agua, por si vienen con sed, pero también tequila y mezcal para las celebraciones.

Pan de Muerto
Pan de Muerto

Para finalizar, decir que en Méjico también elaboran las famosas calaveras de azúcar. Son dulces en forma de cráneo, normalmente realizadas de dulce de azúcar, chocolate, entre otros. Y en las calaveras, se escribe el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta) y son consumidas por parientes y amigos.

Calaveras de azúcar
Calaveras de azúcar

 

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