Si tuviéramos que apostar diez contra uno sobre qué postre nos vamos a encontrar fijo en cualquier restaurante al que vayamos, lo haríamos sin pestañear: flan. Y si preguntas a tu abuela por el primer postre que se le viene a la cabeza… ídem de lienzo, flan. Y es que pocos platos dulces son más populares, humildes y deliciosos.
Nos encanta el flan clásico, pero también está bien variar de vez en cuando, ¿no? Eso nos proponemos en esta entrada de nuestro blog: darte algunas ideas alternativas para hacer flanes, a la vez sencillas y disponibles, y contarte los secretos para que tu versión salga a pedir de boca.
Si quieres llevar el exotismo a otro nivel, no puedes perderte el Curso de El Mundo del Flan: Técnicas y Postres de Joanna Artieda en nuestra escuela de pastelería online. Allí encontrarás flanes inspirados en todo el mundo: el quesillo venezolano o la rozata croata, además de sorprendentes flanes de soja, boniato, coco o elote. Aquí te dejamos la lección gratuita, que siempre viene bien: ¿cómo hacer el flan perfecto?
La base: el flan de toda la vida
Partimos de la suposición de que ya sabes hacer un flan de los de toda la vida, que conoces las diferencias entre el flan y el pudin (¡y la panacota!), que te has enfrentado a las dificultades habituales con el caramelo y has salido indemne, en fin, que conoces los truquillos para que esta receta básica salga de lujo (si no, vuelve a ver el vídeo de arriba, anda…).
El mejor consejo preliminar que podemos darte es que practiques el flan estándar, porque las ideas que vamos a proponerte son variaciones sobre esta receta básica de huevo, leche y azúcar. Así te resultará más sencillo entender el proceso, hacer los cambios necesarios y detectar si algo va mal cuanto antes.
Flan de café
Elegante, aromático y gustoso, el flan de café es un gran remate para una buena comida. No es complicado: sustituye una parte de leche (te sugerimos un tercio, pero eso depende de tu gusto) por una parte de café expreso en frío; también necesitarás el doble de azúcar. Puedes jugar con nata, leche condensada (ojo a las proporciones) y distintas variedades de café para darle tu toque.
Flan de cacao
Nunca falla. El secreto es emplear un cacao puro en polvo, para evitar pecar de empalagosos; aproximadamente la mitad de la proporción de azúcar que uses en tu receta habitual. Disuélvelo en la leche tibia (si previamente infusionas en frío la leche con alguna especia, triunfas). Muy recomendables unas virutas de chocolate negro para decorar…
Flan de queso
El buen flan de queso ha de ser cremoso, ligero y, sobre todo, ¡con sabor a queso! Te sugerimos un queso manchego curado por su aroma marcado y ser suficientemente fundente (pero un queso de pasta blanda también iría genial). Para las proporciones habituales (digamos 4-5 huevos, 500 ml de leche) incorpora unos 150 g de queso manchego bien rallado y 50 g de crema de queso.
Flan de turrón
Imprescindible en la Navidad (o un buen recurso para aprovechar todas esas proverbiales tabletas que sobran). Turrón de almendra blando, se entiende; el de Jijona, vaya. Unos 250 g. Desmenúzalo y mézclalo con la leche para incorporarlo al mix de costumbre. En este caso hay que prestar mucha atención a la cocción, más larga que de costumbre y muy variable en función del molde.
Y tantos otros…
La lista no se acaba ahí. Los flanes de fruta (en forma de zumo o pulpa) son todo un horizonte nuevo: de plátano, de piña, de fresa. Otra familia completa de flanes es la que incorpora leche condensada en lugar de azúcar en la receta, al estilo latinoamericano. O también puedes usar algún licor como aromatizante (un ron añejo, un triple seco, un coñac).