Hacer tu propia masa madre es una de las experiencias más gratificantes en la cocina. Aunque a primera vista puede parecer complicado, en realidad es un proceso sencillo que solo requiere dos ingredientes básicos: harina y agua. Digamos que hay otro ingrediente más, seguramente el más importante: la paciencia. Ten en cuenta que esta masa “viva” se desarrollará y fermentará con el tiempo, convirtiéndose en la base perfecta para panes, pizzas y muchas otras recetas. Pero necesita justamente eso: tiempo.
No importa si ya fracasaste una vez; ¡no te dejes intimidar! Ahora ya tienes más información. Sigue nuestras indicaciones y disfrutarás de ese sabor único y auténtico que solo la masa madre te puede ofrecer. En esta guía, te mostraremos paso a paso cómo crear tu propia masa madre desde cero, con instrucciones fáciles de seguir y respetuosas con la tradición artesanal. En pocos días tendrás una masa burbujeante, saludable, viva y lista para transformar tus panes en obras maestras llenas de sabor y textura. ¡No te preocupes si es tu primera vez, está al alcance de todos!
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¿Qué es la masa madre?
Como hemos visto en otros artículos, la masa madre es una mezcla fermentada de harina y agua que no tiene levadura añadida. Atrapa los microorganismos del ambiente, principalmente levaduras y bacterias lácticas que contiene la propia harina. Estas ayudan a que la masa fermente de forma natural, produciendo un pan más digestivo, con mejor sabor y una textura única. A diferencia de la levadura comercial, la masa madre permite que el pan desarrolle una corteza crujiente y un interior tierno y lleno de sabor.
¿Qué necesitas para empezar?
Harina: puede ser harina integral de trigo, centeno, avena, espelta, etc. La razón por la que debe ser integral es que las levaduras viven, sobre todo, en la corteza de los cereales. Se puede hacer pan de masa madre con harinas refinadas, aunque no es lo más recomendable. ¡Y mucho cuidado!, porque se puede caer en uno de los 5 errores típicos al hacer masa madre.
Agua: preferiblemente agua filtrada o embotellada, ya que el cloro del agua del grifo puede inhibir el crecimiento de la masa madre. Si vas a utilizar agua del grifo, ten la prevención de dejarla reposar al menos una hora. Recuerda utilizarla a temperatura ambiente.
Un recipiente de vidrio o plástico: es importante que tenga suficiente espacio para que la masa crezca. Y que esté limpio, por supuesto.
Un paño o tapa no hermética: necesitarás cubrir la mezcla para protegerla del polvo, pero permitiendo que respire.
Paso a paso para hacer tu masa madre
Día 1: Mezcla inicial
En un recipiente, combina 100 gramos de harina con 100 gramos de agua a temperatura ambiente. Siempre la misma cantidad de ambos ingredientes. Revuelve bien hasta que no queden grumos.
Reposo: Cubre el recipiente con un paño limpio y deja la mezcla en un lugar cálido (entre 20 y 22 grados) durante 24 horas. El lugar ideal debe estar a temperatura ambiente, lejos de corrientes de aire. Esto permitirá desarrollarse a levaduras y bacterias a buen ritmo.
Día 2: Alimentación
A las 24 horas, debes «alimentar» la masa madre. Descarta la mitad de la mezcla y añade 100 gramos de harina y 100 gramos de agua. Revuelve bien y deja reposar nuevamente cubierto durante otras 24 horas.
Días 3 al 5: Continúa alimentando
Repite el proceso cada día. Descartas la mitad de la masa y la alimentas con la misma proporción de harina y agua (100 gramos de cada uno). Durante estos días, empezarás a notar burbujas en la masa, señal de que está fermentando correctamente.
Día 6: La prueba de flotación
Para comprobar si tu masa madre está lista para usar, toma una pequeña porción y colócala en un vaso con agua. Si flota, está lista para hacer pan. Si no, continúa alimentándola un par de días más.
Consejos finales
Cuidado periódico: Si no vas a usar tu masa madre a diario, guárdala en el refrigerador y aliméntala una vez por semana para mantenerla activa.
Personaliza tu masa: Puedes experimentar con diferentes tipos de harina para darle a tu masa madre un sabor más intenso o una textura diferente.
Nota: algunas recetas incluyen harina de fuerza (con mayor contenido de gluten), sobre todo si se quiere hacer panes con mucho volumen y una miga más elástica.
Usos de la masa madre
Además de hacer pan, la masa madre puede servir de base para muchas otras recetas. Desde pizzas crujientes hasta tortitas o galletas, este fermento natural aportará un toque único a tus creaciones culinarias.
En resumen, crear tu propia masa madre es un proceso simple y accesible para cualquier amante de la cocina. Con un poco de paciencia, pronto estarás disfrutando de panes caseros deliciosos, más saludables y llenos de sabor. ¡Anímate a probarlo!
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