¿Sabes esas cosas muy básicas que casi siempre hacemos de cualquier manera y terminamos desvirtuando por completo? Pues el sándwich mixto es el mejor ejemplo. Humilde, esencial, sublime cuando sabemos hacerlo con todas las de la ley, hacer un sándwich mixto puede convertirse en todo un arte.
Si no, que le pregunten a Mason Hereford. Déjate guiar por este auténtico experto sandwichero donde los haya, y descubre en su Curso de Sándwiches Americanos ocho recetas de inspiración clásica americana con combinaciones de sabores sorprendentes (y en este mundo no es fácil). Y sabrosos, que es de lo que se trata.
Primero hay que entenderlo
Es difícil imaginar quién sería el primero que puso unas lonchas de jamón y queso entre dos rebanadas de pan. Pero si te informas un poco, descubres que el origen del sándwich mixto viene de los estadios de béisbol estadounidenses de los últimos años del siglo XIX. No se rompieron la cabeza con el nombre: ham and cheese sandwich.
Hablamos del tal y como lo conocemos (jamón york y queso cheddar, dos rebanadas de pan de molde, tostado con mantequilla). Este bocado rápido de hacer, fácil de comer y sumamente apetecible, pronto tendrá éxito en Francia en su versión croque-monsieur, y en Cuba, donde recibió el apelativo de “mixto” por primera vez.
Luego, los mixtos, emparedados, aliados, tostados, bikinis, se harían un hueco en las pizarras de las cafeterías y bares de medio mundo, desde el desayuno a la cena. Hacer un sándwich mixto bien hecho se convirtió en toda una seña de identidad de los sitios de calité, un distintivo de calidad en toda regla.
Cómo se hace el sándwich mixto canónico
Así que un respeto cuando vayamos a hacer un sándwich mixto. Por lo menos, recordar el abecé para que sea memorable.
- Ingredientes premium. Puedes irte al “jamón” cocido más ingrato y al queso más tranchetero que tengas arrinconados en la nevera, pero si quieres hacerlo bien, busca un jamón braseado y un queso fundente (cheddar, gruyère o havarti, por ejemplo). Y en lonchas muy finas.
- Buena estructura. ¿Es queso-jamón-queso, verdad? En nuestra opinión, sin duda; las proporciones, tanto por tanto. En cuanto al pan, de molde, pero que sea consistente y con corteza (ya si eso luego se la quitas). Truco ganador: la mantequilla, poca y en punto de pomada.
- Tostado de manual. Buscamos un queso fundido, un jamón caliente y un pan dorado oscuro, no quemado. Se recomienda calentar bien la plancha, colocarlo y bajar inmediatamente a fuego muy lento, para conseguir esa combinación de pan crujiente y queso en hilo que…
¿Qué más le ponemos?
Aquí entramos en un terreno resbaladizo: si a un sándwich mixto le añadimos algún extra, ¿deja de ser un sándwich mixto? Los puristas pueden dejar de leer ahora, porque vamos a abrir la puerta a algunos acompañantes clásicos para que se unan a la fiesta. A ver la lista:
- Salsa worcesterchire. En algunos sitios forma parte de la receta clásica.
- Otras salsas. Salsa de tomate, kétchup, mostaza, mayonesa…
- Pepinillo. Y si eres inglés lo llamarás ham & cheese & pickle sandwich, y hala.
- Lechuga y tomate. El tipiquísimo “mixto vegetal” de cualquier bar español.
- Huevo a la plancha. El hermano musculado del anterior.
- Sobrasada. Un mixto mallorquín (ya si le pones un queso de oveja tierno de las islas…).
- Hojaldre. Y al horno. Es el fosforito argentino/jesuita uruguayo.
- Otra carne. Queda bien roastbeef o pavo asado que te hayan sobrado…
- Bechamel. Se puede recubrir (y gratinar), pero aquí ya nos estamos yendo mucho.
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