La cantidad de variaciones que admite el cheesecake es difícilmente igualable. Entre todas ellas hay una realmente peculiar. Se trata de un pastel esponjoso como si fuera algodón, que se prepara con, prácticamente, los mismos ingredientes que una tarta de queso “normal”, pero que ofrece un resultado netamente japonés. Solo varía la técnica de preparación.
Ahora mismo, el cheesecake japonés está muy de moda. Una de sus principales características, aparte de las ya citadas, es que tiene muy poco azúcar. Además, es una tarta muy delicada, otro rasgo con el que asociamos el carácter japonés.
En el curso online Cheesecakes, Dina Alsina te presenta 5 recetas de cheesecake fáciles de preparar. Aprende las técnicas básicas de pastelería para triunfar con el cheesecake japonés, también llamado soufflé japonés o el chizu cheesecake estilo soufflé. “Chizu” en japonés significa queso.
Un poco de historia
Aunque la fórmula no era la que ha llegado a nuestros días, en un antiguo recetario de 1872 consta un pastel de queso japonés. Esto ocurrió después de que Japón incorporara el consumo de queso y productos lácteos a mediados del siglo XIX.
Los quesos crema y frescos comenzaron a utilizarse en la repostería nipona en los inicios del siglo XX. Poco a poco fueron convenciendo sus sabores, ya que parece ser que al principio no calaron demasiado entre el público japonés.
Todo ello originó un pastel con características de soufflé. Poco a poco llegó a ser archiconocido y hoy se vende en muchísimas pastelerías.
La tarta de queso se implantó en Japón merced a la influencia de la cheesecake norteamericana. Esto ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, estuvo matizada con un sabor menos dulce y una textura más ligera, más afín a los gustos japoneses, con características soufflé. Se elabora allí desde 1948, con gran éxito a la venta en las mejores pastelerías.
¿Qué ingredientes se utilizan para elaborar el pastel de queso japonés?
Por un lado, utilizamos solo las claras de los huevos. Y por otro, las yemas, el queso crema, lima, harina, leche y mantequilla. Un consejo fundamental: todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente.
¿Cómo se elabora?
En primer lugar, se montan las claras con el azúcar con el objeto de hacer un merengue montado a punto de nieve. Las reservamos.
Por otro lado, ponemos el resto de los ingredientes dentro del recipiente, mezclamos y le damos un punto de relieve.
Después, se incorpora una pequeña cantidad de las claras en la otra mezcla, hasta igualar texturas con movimientos envolventes. Y añadimos poco a poco el resto, trabajándolo de la misma forma, con mimo.
Una vez está todo mezclado, se introduce dentro del molde y se lleva al horno.
Para su acabado y emplatado espolvoreamos un poco de azúcar lustre.
El aire, componente fundamental
Lo que buscamos con esta tarta es que tenga aire, que posea esa cualidad suave y esponjosa. Realmente, lo que más sorprende de esta receta es su grácil consistencia. Resulta increíble su suavidad y el punto pelín bamboleante de su masa. También es mucho menos cremosa que otras versiones más convencionales.
A nivel visual, destacan los agujeritos que tiene su textura, muy ligera. Es muy diferente a la de los de los demás cheesecakes, lejos de la apariencia más sólida del pastel de queso americano y otras recetas de este tipo. Tanto es así que los ingleses la conocen como cotton cheesecake, algo así como “tarta de queso de algodón”.
También resulta más ligero su sabor que el de una tarta de queso tradicional. Y, como ya hemos adelantado, es bastante menos dulce.
Por cierto, que, además de este rico soufflé japonés, Dina Alsina, asesora creativa en Ken-Foods, marca especialista en productos de pastelería y fabricante de diferentes tipos de nata, te enseña a preparar una tarta Patterson, una tarta de queso gelée, un aire de chesecake y una tarta del caserío. Todo esto en nuestro curso online Cheesecakes.
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