Probióticos y prebióticos… ¿son lo mismo? De un tiempo a esta parte se habla mucho de estos elementos y de los alimentos que los incorporan, pero también mucha gente los confunde. La diferencia en pronunciación y escritura de ambas palabras es sutil, y la causa principal de dicha confusión. De tal forma que se crea cierto desconcierto entre personas que quieren mitigar o prevenir los trastornos digestivos que padecen.
Ambos componentes guardan relación con la salud intestinal y pueden contribuir a nuestro bienestar general. Ambos están dentro de los llamados alimentos nutracéuticos, aquellos que no son alimentos propiamente dichos, sino que incorporan componentes de alimento funcional, sustancias bioactivas saludables.
Sin embargo, hechas estas similitudes, hay que señalar notables diferencias entre probióticos y prebióticos. A lo largo de este artículo vamos a realizar una definición de cada uno de ellos y de cuáles son los principales alimentos en los que los podemos encontrar.
¿Qué son los probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, provocan un beneficio en la salud del organismo huésped. Esta es la definición que utilizan la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la FAO (Organización de Alimentación y Agricultura) de las Naciones Unidas.
Los microorganismos con propiedades probióticas son bacterias, hongos y levaduras. Dichos microorganismos vivos cuidan la flora intestinal, ya que pueden combatir los elementos patógenos y sus toxinas.
¿Qué son los prebióticos?
Los prebióticos son componentes no digestibles que se encuentran en los alimentos y que pueden ser provechosos para el organismo por la estimulación que realizan del desarrollo de cepas de bacterias intestinales.
Dicho de otra forma, acogiéndonos a la definición de la WGO (World Gastroenterology Organisation), son sustancias de la dieta que nutren a grupos seleccionados de microorganismos que viven en el intestino, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas sobre las nocivas.
Entonces… ¿qué los diferencia exactamente?
La principal diferencia es que, mientras unos (los probióticos) son microorganismos vivos, los otros (prebióticos) no lo son. Estos últimos son un tipo especial de fibra alimentaria, no digerible, que repercute de forma favorable en la salud al estimular el crecimiento de una clase concreta de bacterias en el colon.
Su diferencia también estriba en su uso, que varía dependiendo de los objetivos o resultados que se quieran conseguir.
En cuanto al efecto beneficioso de los probióticos existe mayor evidencia científica relacionada con el tratamiento de síntomas de mala digestión, reposición de la microbiota intestinal (conjunto de bacterias presentes en el tracto gastrointestinal), enfermedades inflamatorias intestinales, mejora de la respuesta inmunológica y determinados tipos de colitis y enterocolitis.
Por su parte, los prebióticos se suelen usar como laxantes y para prevenir y tratar la encefalopatía hepática.
Se han demostrado sus efectos beneficiosos, pero para que se produzcan es muy importante realizar una ingesta correcta en ambos casos.
¿Qué alimentos contienen probióticos?
El kéfir y el yogur son los productos más relevantes que destacan por su contenido probiótico. Lactobacilos y bifidobacterias son bacterias probióticas entre las cuales encontramos L. casei, L. plantarum y otras. Además, hay otros alimentos fermentados que aportan componentes probióticos como el chucrut, derivados de soja fermentados o algunos encurtidos.
¿En qué alimentos se encuentran los prebióticos?
Los prebióticos se encuentran en las verduras (puerros, alcachofas, cebollas, ajos, espárragos…), frutas, algunos cereales como la avena y el trigo, y en legumbres como las lentejas. Los más conocidos son los fructooligosacáricos (FOS) y la inulina.
Así pues, ambos productos pueden encontrarse de forma natural en los propios alimentos o incorporarse a la dieta de forma suplementaria.
En realidad, si se quiere realizar cualquier suplementación o incorporar un medicamento de este tipo, se debe hacer siempre bajo la supervisión de un profesional médico.
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