Una nueva moda ha llegado a nuestras cafeterías de cabecera: el café cold brew; si has visto por ahí en alguna barra un tarro grande con un líquido oscuro que recuerda al té… Eso, eso es. Alto, ¡no lo juzgues si no lo has probado! El café infusionado en frío está cobrando una justa fama, y es por algo.
Y eso es lo que vamos a contarte en esta entrada: cuáles son las virtudes de esta forma alternativa de preparar (y tomar) café, unas nociones básicas del proceso (muy fácil) y unas pinceladas acerca de sus formas de consumo. Lo gordo está en el Curso de Cafés Cold Brew con Raúl Pérez (entrenador autorizado de la SCA y embajador de Cafés Baqué): ¡5 cócteles sin alcohol y 8 cócteles con alcohol!
¿Qué tiene de guay infusionar café en frío?
Suena supersofisticado, pero a la hora de la verdad lo del cold brew no deja de ser una infusión en frío; o sea, ponemos un ingrediente en agua un tiempo, apretamos un poco y a ver qué sale. Lo que sale es un café más rico en aromas, más suave en sus efectos habituales e incluso más saludable.
Lo guay es que no hay aplicación de calor. ¿Y por qué eso es guay? Porque, al no perderse los aceites esenciales, se produce una oxidación menor. Esto hace que resulte menos amargo y que los compuestos aromáticos más volátiles (frutos secos, chocolate, frutas) se dejen notar más.
Además, el café infusionado en frío es mejor para nuestra salud. Por un lado, al ser menos ácido, es más fácil de digerir. Por el otro, mantiene sus altos niveles naturales de antioxidantes. Además, nos ahorramos el recalentamiento del café, que a la larga no es nada beneficioso para la salud. Eso sí, la concentración de cafeína será mayor.
El método cold brew, paso a paso
Cuando vamos a preparar café estilo cold brew, tal vez lo más importante sea elegir un buen blend (o sea, un buen café de especialidad) y el agua adecuada (baja mineralización, pH en torno a 7,5). En cuanto a herramienta, lo ideal es la cafetera de prensa francesa (vamos, una cafetera de émbolo).
En cuanto al proceso, estos son los puntos clave:
- Da a tu café una molienda media-gruesa, lo más reciente posible.
- La proporción 1:10 (una medida de café por diez de agua) es un buen punto de partida.
- ¿Inmersión o goteo? Ambas valen. También se puede remover, para extraer más intensidad.
- Hay que darle su reposo: 12-24 horas en frío (en refrigerador); a más tiempo, más intensidad.
- Finalmente, el siempre recomendable filtrado. Según el método empleado antes y la intensidad deseada, puedes aplicar una presión lenta y muy suave.
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¿Para qué usamos este método?
Ya habrás notado que cuando hablamos de cold brew podemos variar mucho el resultado final en cuanto a intensidad si modificamos la proporción, el tiempo o si aplicamos turbulencia o presión. Es importante tenerlo presente a la hora de utilizarlo bien; porque el café en frío puede consumirse tal cual, pero es en los cócteles donde brilla de verdad…
En el terreno de los cócteles sin alcohol, el protagonismo lo tienen las combinaciones más clásicas; nos referimos al vienes, al bombón, al frapé… También el cacao, la vainilla y el caramelo encajan bien, sea en forma de siropes o incorporados de otra manera.
En cuanto a los cócteles con alcohol, los clásicos nunca fallan. Si de lo que se trata es de innovar, una base de ron con angostura como modificador acepta muy bien los aromas cafeteros, y si quieres mezclar con cítricos, puedes hacer un fizz en toda regla con zumo de limón/lima/naranja/pomelo y agua con gas o soda.
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