Lo importante en un restaurante (o en cualquier otro negocio de restauración) es que se coma bien y se sienta uno bien servido. Eso desde la perspectiva del cliente, claro; ahora, vaya usted a contárselo al inspector X… Y es que hace falta pasar por bastantes ventanillas, trámites y papeleos antes de poder levantar la persiana.
Con la Administración hemos topado, pero ¡que no cunda el pánico! Como sabemos que la parte burocrática es inevitable, vamos a tratar de explicarte los permisos que necesitas para abrir un negocio de hostelería de manera clara y resumida, y tratando de abarcar diferentes supuestos.
Para realizar este texto nos hemos apoyado en Mise en place. Guía para gestionar tu restaurante (elBullifoundation 2016), así como en el Curso de Plan de Negocio para tu Bar o Restaurante que Vicente Fortea ha creado para Scoolinary. Este ofrece un curso de gestión de hostelería profesional recorriendo todos los aspectos del plan de negocio para hostelería, te lo recomendamos muchísimo (¡echa un ojo a la lección gratuita!).
NOTA: Es MUY recomendable apoyarte en expertos especializados. Tú debes estar al tanto de todo, pero es prácticamente imposible compaginar todo esto con el otro millón de cosas que tendrás que hacer.
Antes de empezar
En el momento de la compra o alquiler del local has de tener muy en cuenta su situación administrativa, en el sentido de saber si cuenta con las licencias necesarias para ejercer la actividad que quieres. Un traspaso puede ser una buena opción, pero en ese caso asegúrate de obtener una relación exhaustiva de créditos, deudas y cargas que puedan pesar sobre el negocio o local, así como el libro de inventario y las cuentas anuales.
Por nuestra parte, lo primero será la constitución. Nos referimos a la fundación de la empresa. Aunque hay varias opciones, y los trámites pueden variar ligeramente en cada caso, la figura más común es la sociedad limitada. Si esa es la opción más recomendable, tendrás que:
- Solicitar certificación negativa del nombre de la sociedad (Registro Mercantil Central).
- Presentar escritura de constitución e inscribir la sociedad (Registro Mercantil Provincial).
- Solicitar el Código de Identificación Fiscal o CIF (Agencia Tributaria).
- Darte de alta en el impuesto de actividades económicas o IAE (Agencia Tributaria).
- Nombrar socios y administradores (tu entidad bancaria).
A partir de ahora asumirás unas obligaciones tributarias y contables.
- Las primeras son, para entendernos, impuestos. estarán la declaración del IVA, el IRPF, el impuesto de sociedades, el IBI y las retenciones sobre alquileres.
- Las segundas son los dos libros de comercio indispensables: libro de inventarios y cuentas anuales.
Licencias de actividad y apertura
Ahora empieza la verdadera diversión: obtener las licencias municipales que aseguran que vamos a ejercer nuestra actividad en un lugar adecuado. Te harán falta básicamente dos… o tres…
- Licencia de actividad: certifica que el uso comercial de un espacio es el adecuado, así como el posible acondicionamiento que haya que realizar para adecuarlo. Consta principalmente de una solicitud y un informe técnico (y del pago de unas tasas, claro).
- Licencia de obra: si necesitas hacer reformas, necesitas una licencia de obras menores (¡dinos que son menores, por favor!). Un técnico deberá realizar un proyecto que se presentará al Colegio de Ingenieros para la obtención del certificado de idoneidad.
- Licencia de apertura: vale, vamos a abrir. Necesitamos solicitarlo al ayuntamiento con un informe positivo de una ECA (Entidad de Control Ambiental) que constatará que todo está en orden (respecto a esto, sigue leyendo más abajo). Y pagar unas tasas. Más.
Otros: contratos, higiene, consumo…
Si te parece que no ha sido para tanto… Estupendo, así tendrás más fuerzas para afrontar lo que no te hemos dicho todavía para no agobiar, pero que también es esencial. Se trata de cuestiones que hemos agrupado en tres grupos:
- Materia laboral: todas las cuestiones relativas a los empleados. Alta en la Seguridad Social, comunicación de apertura, libro de visitas de la Inspección de Trabajo, plan de PRL, contratos y altas de trabajadores… La lista puede ser todavía más larga.
- Materia higiénico-sanitaria: otros temas a tener muy en cuenta tanto en el momento de las reformas como después, como insonorización, accesos, cuarto de basuras… Y los planes sanitarios: limpieza, control de plagas, formación en seguridad alimentaria, alérgenos, etc.
- Materia de consumo: un pequeño cajón de sastre para recordarte que tienes mucho que rotular (horario, aforo, libro de reclamaciones, alérgenos, videovigilancia, prohibición de fumar y vender alcohol a menores, precios…).
Y no te olvides de el RGPD, la SGAE, el registro de marcas y el seguro de responsabilidad civil. Pero eso ya casi lo dejamos para otro día… 😊