Solemos relacionar los frutos secos con un tentempié, como el acompañamiento perfecto para una cervecita fresca. Pero fuera del majado de algunos guisos, a veces se nos hace raro imaginarlos en nuestra cocina.
Pero deberías saber que podemos darles muchos usos más en la cocina además de para ligar las salsas. Se emplean como topping en ensaladas o pastas y los encontramos en innumerables postres… Y también podemos darles el uso que hoy nos ocupa: el rebozado.
De estos y otros usos de los frutos secos en la cocina te hablan Lorena Hidalgo y Josep Armenteros en el Curso de Cocina Salada y Dulce con Frutos Secos que han preparado para Scoolinary, nuestra escuela de cocina con titulación.
Rebozados crujientes y sabrosos
El rebozado es una técnica culinaria de lo más habitual, que consiste en bañar un alimento en un líquido, como leche o huevo, y pasarlo después por algún cereal o harina para posteriormente freírlo.
El rebozado perfecto es ese que queda dorado y bien crujiente por fuera pero jugoso por dentro. Eso es lo que buscamos. Unas buenas croquetas, un filete de pollo, una merluza… Son muchos los alimentos que solemos consumir con esta técnica y no queremos que siempre sean igual. En la cocina como en la vida cuanto más variado mejor.
Rebozar con frutos secos es tendencia en los locales de moda. Este tipo de rebozado no solo nos va a ayudar a conseguir una textura única, sino que nos aporta un sabor diferente. Les aporta a nuestras recetas un toque de distinción y originalidad, incluso a las más clásicas. Quedarás bien con propios y extraños y todos querrán repetir e imitar ese rebozado especial.
Tips básicos
Lo primero que tienes que hacer es elegir tu fruto seco favorito: almendras, pistachos, anacardos, nueces, avellanas… Para rebozar con frutos secos lo importante es que estén crudos. Y queremos que estén bien picaditos: podemos ponerlos en el mortero y darles caña con paciencia y amor, o picarlos en el procesador o con la batidora.
No es necesario que quede una harina muy fina, aunque cuanto más finita sea mejor adherencia al huevo. Los trozos más grandes harán que nuestro rebozado quede aún más crocante, o crunchy, como se dice ahora. Prueba y encuentra el punto que mejor se adapte a tus gustos o a cada receta.
Puedes emplearlos solos o combinados. Es habitual mezclarnos con pan rallado (una parte de frutos secos por cinco de pan), o mezclarlos con unos copos de maíz también triturados. Si quieres un punto extra de sabor añade especias, las posibilidades se disparan para usarlos en rebozados dulces o salados.
Ya sabes que si queremos conseguir un buen rebozado tenemos que asegurarnos de que el alimento que vamos a rebozar esté bien seco, así el huevo se pegará mejor. Cuanto mejor se pegue el huevo mayor será la calidad de nuestro rebozado.
Dos ideas con las que se te hará la boca agua
Para que empieces a poner en práctica esta variación de la técnica de rebozado te dejamos un par de ideas a las que no te vas a poder resistir y que vas a desear poner en tu mesa.
Queso frito con pistachos
Prepara unas cuñas de queso manchego tierno. Pica unos pistachos en el mortero y pasa el queso primero por huevo y después por el picado de pistachos. Déjalo reposar en la nevera al menos media hora y fríe en abundante aceite caliente. Puedes acompañarlo con una mermelada de frutos rojos.
Fingers de pollo con anacardos
Corta y marina el pollo con salsa de soja y limón. Pásalo primero por harina, luego por huevo y termina con una capa de anacardos picados. Fríe como de costumbre. Están deliciosos con una salsa de yogur o de mostaza y miel.