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¿Sabes de dónde provienen los nombres de los cócteles?

origen de los nombres de los cócteles

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El mundo de los cócteles encierra muchas curiosidades. Más allá de sus ingredientes, su  preparación y puesta en escena, es importante conocer su historia para tener una completa visión de conjunto. Nunca hay que perder de vista que la gastronomía es cultura, y que como tal sus preparaciones están llenas de referentes, de pedazos de historia y de vida, en definitiva.

Así que no está de más que ensanchemos nuestro conocimiento sobre los cócteles atendiendo a la procedencia de sus nombres, por qué causa o circunstancia fueron bautizados de ese modo y no de otro.

Hay algunos que toman su nombre de la ciudad que les vio nacer, otros del local donde se sirvieron por primera vez; a otros les ha sido adjudicado el de su inventor o el primer barman que lo popularizó mientras que otros esconden una etimología más compleja.

Si vamos al origen de cada uno, encontraremos  historias y leyendas realmente curiosas. Y no faltará la controversia, ya que en la mayoría de casos hallaremos diferentes versiones.

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10 + 1 cócteles emblemáticos, el origen de sus nombres uno por uno

Manhattan, ¿en el barco o en el club?

Empezamos con un clásico de la coctelería, sobre cuyo origen circulan varias leyendas. Una de las más conocidas cuenta que en el año 1874, Jenny Jerome, la madre de Winston Churchill, organizó una fiesta en el Club Manhattan de Nueva York para Samuel Tiden, recién elegido gobernador del Estado. Jerome solicitó al barman del lugar que inventara un cóctel especial para la ocasión. Así dicen que nació el Manhattan, que se bautizó con el nombre del club.

No obstante, hay voces discordantes que afirman que ese mismo día Jenny Jerome estaba en Oxfordshire (Inglaterra) dando a luz a su influyente hijo, lo que invalidaría la versión anterior.

Otras fuentes aseguran que su inventor fue el coronel Joe Walker, que había regentado un club en Nueva Orleans. En 1899 viajaba en un barco con unos amigos, cuando tuvo que apañárselas para preparar un combinado con los únicos licores que quedaban a bordo: whisky y vermut. Y lo bautizó con el nombre del sitio donde vivían estos amigos: la Isla de Manhattan.

Bloody Mary, en recuerdo de la reina sanguinaria

El reinado de María Tudor, María I  de Inglaterra, a mediados del siglo XVI, ha pasado a la historia como un periodo especialmente sangriento, marcado por la persecución y las ejecuciones de alrededor de 300 personas protestantes. Por este motivo, se le apodó Bloody Mary (María la sanguinaria) y el sobrenombre de una reina acabó bautizando a una bebida.

Se dice que el primer Bloody Mary lo elaboró Fernand Petiot en un bar parisino de los felices años 20 del siglo pasado, mezclando vodka y zumo de tomate. Al parecer los clientes comentaban divertidos las creaciones de este barman e inventaban nombres alusivos a su vivo color rojizo. Finalmente, encontraron el más acertado y descriptivo.

Margarita, ¿qué mujer puso la inspiración?

Se conocen numerosas leyendas en torno al nombre de este famoso cóctel mexicano. Varias mujeres de extraordinaria belleza se disputan el mérito. La primera de ellas es Marjorie King, una bailarina habitual del restaurante Rancho la Gloria que, aunque era aficionada a los cócteles, no probaba jamás el tequila por su potente sabor. Esto hizo que el dueño del restaurante, fascinado por la belleza de la bailarina, creara una bebida especial con tequila y zumo de limón para que Marjorie se animara a degustarla. La forma española Margarita acabó por dar nombre al combinado.

Durante la década de los 30, el camarero Daniel Negrete trabajaba en un hotel-spa de Tehuacán. Allí conoció a Margarita Orozco, una de las huéspedes, que le pidió un cóctel que contuviera sal, ya que le gustaba condimentar así sus bebidas. Por eso, el barman mezcló tequila, zumo de limón, hielo y cointreau, y sirvió el combinado lleno de sal en el borde del vaso. Se bautizó como Margarita en honor a aquella mujer. Esta versión la reveló el mismo Daniel en una entrevista que le hicieron en 1982.

Otra leyenda la protagoniza Margarita Carmen Cansino, verdadero nombre de la célebre estrella del celuloide Rita Hayworth. Se dice que en 1938, bastante antes de ser famosa, cuando trabajaba de bailarina, un camarero de Tijuana quedó prendado de sus encantos. Inspirándose en ella, creó un cóctel al que llamó así: Margarita.

Y una más, quizá la más popular y aceptada: el barman de Ensenada Carlos Orozco lo creo en 1941. Margarita Henkel, hija del embajador de Alemania, visitó la cantina de Hussong. Orozco estaba experimentando con diferentes bebidas y ofreció una a la chica, con unas características muy similares al cóctel Margarita que hoy conocemos. Al ser la primera persona que lo probó, recibió su nombre.

Dry Martini, teorías más allá de lo obvio

Parece ser que luego de lanzar su vermut de marca Martini, los mismos creadores (Martini y Rossi) sugirieron esta forma de consumo: para hacerlo más seco combinarlo con ginebra. Y el nombre habría llegado con absoluta naturalidad. Pero los historiadores del cóctel no se ponen de acuerdo al respecto.

En una teoría de las muchas que circulan encontramos al Sr. Martini al frente de la barra del Hotel Knickerbocker de Nueva York, allá por 1910. A los parroquianos les gustaba mucho cómo preparaba un cóctel seco a base de ginebra y vermut seco. Para pedirlo, siempre utilizaban la misma fórmula: “Ponme un Dry, Martini”.  

Otra versión nos cuenta que este cóctel se preparaba ya en 1870 en Martinez (de ahí se derivó su nombre), una población del Estado de California.  Un buscador de oro quiso celebrar un buen hallazgo en un bar de la localidad y, al no tener champagne, la casa le sirvió este cóctel con su aceituna y todo.

El maestro bartender y mixólogo Jerry Thomas, autor del libro How to Mix Drinks, proporciona otra versión: él mismo habría preparado una versión primigenia de esta  bebida en 1850 a un cliente que iba rumbo a la ciudad de Martinez y que le pidió un combinado original.

Destornillador, ¿ingenio o disimulo?

Se dice que este combinado debe su nombre al ingenio de unos obreros norteamericanos que trabajaban en unas explotaciones petrolíferas en Oriente Medio. Para sustituir un agua de poca potabilidad, disponían de abundante zumo de naranja al que añadieron vodka con el fin de animar un poco la cosa. Para remover la mezcla, tiraron de lo que tenían más a mano: un destornillador.

Otra leyenda sitúa su origen en los años de la Ley Seca, entre 1920 y 1933. En aquel entonces se vendía de forma clandestina alcohol de mala calidad, por lo que comenzó a mezclarse con diferentes bebidas, por ejemplo zumo de naranja. Puesto que era la época de la prohibición, se utilizaba el término “destornillador” para despistar a la policía y hacer creer que lo que se tomaba era un simple zumo.

Daiquiri, entre mineros y marineros anda el juego

Toma su nombre de una playa cercana a Santiago de Cuba y de una mina de hierro que existe en dicha zona. Allí trabajaba a principios del siglo XX un ingeniero estadounidense llamado Jennings Cox. Un día, reunido con unos paisanos, se le acabó la ginebra y Cox improvisó una bebida a base de ron, zumo de lima y azúcar para agasajarlos.

Sin embargo, algunos expertos sostienen que, en realidad, los marineros británicos del siglo XVIII ya consumían una bebida muy similar, que se hizo popular en el Caribe, para prevenir el escorbuto.

Caipirinha, ¡qué demonios!

“Caipira” es un término que se utiliza en lengua indígena tupí para referirse a los habitantes de interior del Estado de São Paulo y que también denomina a los campesinos que viven en el bosque. Una de las versiones sostiene que Caipirinha no es más que un diminutivo que se refiere al origen autóctono de sus ingredientes. Sin embargo, otras aseguran que el nombre surge de mezclarlo con “Cucupira”, el demonio místico de los bosques, una palabra que en su diminutivo “cucupinrinha” sirve también para referirse al estado ebrio.

Negroni, una historia de la nobleza

Sucedió en Florencia en 1919. Un buen día, el Conde Camilo Negroni, cliente habitual del Café Casoni, pidió que su cóctel de siempre, un Americano, estuviera más cargado que de costumbre. El camarero, presto a la solicitud, sustituyó la soda por ginebra y elaboró un cóctel eminentemente alcohólico (vermut, campari y ginebra). De paso, cambió la rodaja de limón por una de naranja.

Hay quien dice que el conde conocía bien la ginebra de sus viajes a Londres y que, directamente, fue él mismo el que sugirió este ingrediente, por lo que el camarero solo ejecutó sus órdenes.

Muy pronto, esta variación se convirtió en la bebida de referencia del conde y la clientela comenzó a pedirla: de “lo que toma el Conde Negroni” se pasó simplemente a “Negroni”.

Con el tiempo, la familia Negroni montó su propia destilería para producir una versión ya elaborada de la bebida.

Mojito, corsarios legendarios y hechizos

Se cree que la denominación de este cóctel cubano llegó por la combinación de los términos “mojadito” y “mojo” (una salsa cubana con cierto parecido al mojo canario), que acabó consolidando el nombre por el que hoy lo conocemos.

Otra versión sitúa los orígenes del mojito en el siglo XVI, en tiempos del corsario Sir Francis Drake, que preparaba un combinado a base de aguardiente con azúcar, limón y menta. Con este preparado se pretendía combatir el calor, aliviar los problemas estomacales y prevenir el cólera y el escorbuto. Al principio se le llamó “draquesito”, en honor al famoso marinero. Tiempo después el ron sustituyó al aguardiente y se acabó denominando “mojito”, ya que el término africano “mojo” significa “lanzar un hechizo”, que es lo que hace esta bebida con toda aquella persona que lo paladea.

Sex On The Beach, el más explícito

Surgió en 1987 en la playa de Florida, concretamente en Fort Lauderdale. Por lo tanto, es el más moderno de todo este listado. Un distribuidor de un nuevo producto de schnapps de melocotón organizó un concurso para promocionarlo entre los bares de la zona y premiar al que más ventas consiguiera. A uno de los camareros, Ted Pizio, se le ocurrió integrarlo en un cóctel que mezclaba  dicho licor con vodka, jugo de naranja y granadina. La idea fue todo un éxito y gracias a ella ganó los 1000 dólares de premio. Para bautizarlo integró las dos razones principales por las que la gente acudía a las playas de Florida. Sin rodeos.

Sin embargo, ni este nombre escapa a la polémica. Algunas fuentes dicen que en realidad esta bebida se conoce desde 1982 y que la historia de Ted Pizio es una leyenda más sin base real.

Gin Tonic, un nombre poco original para uno de los cócteles más famosos

Sin duda, es uno de los nombres menos originales de todo este listado (bastó con combinar los de sus dos ingredientes), pero es una de las bebidas más populares. La mayoría de bares y restaurantes la sirven y la mayoría se esmeran en su preparación, ya que es un combinado que los clientes suelen pedir.

Para aprender a prepararla y descubrir las múltiples recetas que permite, nada mejor que el curso online “Gin Tonics Perfectos”. De la mano de  Juanan García, vicepresidente de la Asociación Balear de Bartenders, descubrirás cómo lo trabajan los profesionales, las principales técnicas y consejos de elaboración, y un mundo de posibilidades en torno a este fascinante y versátil combinado.

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