Cualquier cocinero profesional o aficionado debe saber que no hay cocina que se precie sin unos cuchillos afilados. Teniendo una puntilla y un cebollero, los dos cuchillos básicos, ya se pueden hacer muchísimas cosas. Sin embargo, no solo con estas dos herramientas podemos trabajar en la cocina, hay otros utensilios que también son fundamentales tanto para la cocina salada como para la pastelería y la panadería. Veamos cuáles son.
Cucharas: ten unas cuantas limpias y a mano antes de empezar a cocinar. Las utilizarás para probar, remover, servir… para todo.
Tijeras: son multiusos y fundamentales. Para abrir paquetes, para cortar carnes, pescados, hierbas, etc. Es buena idea invertir en unas resistentes y duraderas -las que son enteras de metal probablemente durarán más- y afilarlas de vez en cuando.
Rallador: es difícil sustituir un rallador con otro utensilio, por no decir imposible. Son muy útiles para rallar pieles de cítricos, dientes de ajo, quesos y otros ingredientes no muy duros, los de mango y rallador fino y alargado. Sin embargo, no son tan cómodos cuando tenemos que rallar en grandes cantidades o ingredientes como zanahorias, cebollas u otras hortalizas. Puedes hacerte con uno fino y otro más grueso u optar por un rallador de pie con cuatro caras.
Pinzas: a priori puede parecer que no las necesitas, pero cuando has trabajado con pinzas, parece que ya no puedes vivir sin ellas. Las pinzas -las grandes, no las que se utilizan para decoración de platos- funcionan como una extensión de tu brazo y sirven para voltear carnes, pescados, verduras, etc. cuando están en superficies calientes, para remover, para sacar pasta larga del agua de cocción, etc.
Espátula de silicona: fundamental si haces pastelería, y si no también. Sustituye a las cucharas de madera, no muy recomendables desde el punto de vista de la seguridad alimentaria en la cocina, y sirve para mezclar y rebañar cualquier preparación líquida o semi sólida.
Cucharón: indispensable para servir y trabajar con caldos, sopas, purés y otras preparaciones líquidas. Los de metal siempre serán más resistentes pero los hay de plástico y de silicona que también lo son y que te ayudarán a cuidar cacerolas y sartenes antiadherentes.
Espumadera y/o araña: muy útil para colar y, sobre todo, cuando trabajamos con frituras. La araña tiende a ser más curva y cuela más que la espumadera. Esta última es mejor para filtrar cosas más pequeñas o para espumar caldos.
Abrelatas: abrir una lata sin abre fácil y sin abrelatas es una misión que puede acabar en desastre. Hay varios tipos de abrelatas, más grandes, más pequeños, que requieren más y menos fuerza. Otro utensilio que conviene tener, pariente del abrelatas, es un sacacorchos.
Colador: en una cocina nunca estarán de más un colador de pasta y un colador más pequeño de malla fina. Entre estos hay un amplio abanico, pero con estos dos probablemente puedas solucionar prácticamente todo. Si eres de los que les gustan las cremas y los purés suaves, hazte con un colador chino.
Batidor de varillas: imprescindible si haces mucha pastelería, de lo contrario, quizás no lo sea tanto. Sin embargo, es muy útil a la hora de hacer salsas como bechamel que requieren removerlas constantemente mientras están en el fuego. Si trabajas con sartenes y cacerolas antiadherentes, mejor hazte con un batidor de silicona. Para pastelería, siempre mejor uno metálico más resistente.
Si quieres aprender más sobre utensilios de cocina y todo sobre los cuchillos, puedes echar un ojo al curso de Iniciación a la Cocina: Cuchillos y Utensilios Básicos en el Mundo Profesional impartido por Pedro Riera, profesor de cocina en la Escuela de Hostelería de las Islas Baleares. En este curso, englobado en los “Básicos de cocina”, aprenderás cómo emplear los cuchillos y utensilios en el mundo profesional a través de explicaciones y aplicaciones prácticas.